Actores y Escenarios: Conveniente silencio
11 de junio - 2018

Por Esteban García

En una entrevista publicada recientemente, Minerva Hernández Ramos, candidata al Senado de la coalición “Por México al Frente” (PAN-PRD-MC), expresó que la igualdad de género es una realidad y no tiene reversa, por lo que las primeras posiciones que las mujeres ocupan en candidaturas no son un premio de lotería, sino mérito propio.

Sin embargo, fiel a su estilo convenenciero, jamás se pronunció abiertamente en contra de los aliados del PAN en Tlaxcala que hasta impugnaron que las mujeres encabezaran las listas de representación proporcional a las diputaciones locales en el proceso electoral local de este año.

Recordemos que el PRD, interinamente dirigido por Domingo Calzada; el MC, a cargo de Refugio Rivas, y el PAC, en poder del clan Ortiz, llevaron hasta la Sala Regional de la Ciudad de México del TEPJF las resoluciones del ITE y del TET, alegando violaciones al debido proceso y hasta una intromisión en la vida interna de los partidos.

Sin embargo, al final quedó en evidencia que lo único que trataban de defender era las posiciones de privilegio que habían pactado sus propios dirigentes en sus listas plurinominales.

Ojalá hubiéramos escuchado la voz crítica de la diputada federal con licencia en contra de tales posicionamientos machistas y misóginos, pero en vez de eso, prefirió guardar silencio y hacer como que no supo nada.

Esa es la incongruencia de quienes para llegar dicen que todo está mal, y cuando llegan, se justifican

Facciosos

Ahora resulta que partidos y candidatos están interesados en que el Ejecutivo inicie las megaobras que comprometió al presentar su Primer Informe de Gobierno, mientras continúan señalándolo por el supuesto uso electoral de recursos públicos.

Semanas atrás, Minerva Hernández, de la coalición Por México al Frente acusó negligencia en el manejo del presupuesto estatal, y citó el retraso en la remodelación del estadio Tlahuicole; ahora, el petista Jesús Portillo exhortó al gobernador a arrancar las obras, no solo del estadio, sino la Central Camionera, el nuevo Hospital General y la remodelación y complejo vial de la carretera Apizaco-Tlaxcala.

Es cuestionable que, en tiempos electorales, se trate de politizar la obra pública, cuyos tiempos no se pueden regir por las votaciones, sino por los procedimientos que marca la ley.

Hace unos días, se abrieron las licitaciones para el proyecto de ampliación del Tlahuicole; y en cuanto al nuevo hospital y a la modernización de la carretera, las gestiones ante instancias federales continúan, según fuentes de la actual administración estatal. Y es que justamente el retraso en el desarrollo de estos proyectos se debe a la lentitud con la que la Semarnat revisa el tema de los permisos de impacto ambiental.

Sería recomendable que, en vez de estar más pendiente de lo que hace o no el gobierno, la candidata a Senadora se empeñe en levantar su campaña; y el diputado local, se ponga a trabajar en los múltiples pendientes que tiene actualmente el Congreso.

¿Buena política?

“La buena política se debe reflejar en la actitud de todo representante popular, con un comportamiento honesto y responsable, con una actitud de servicio y solidaridad para responder a la confianza que recibieron, porque hay quienes se andan escondiendo una vez que se sienten con poder”, manifestó Serafín Ortiz Ortiz, quien aspira a ser diputado por el VII distrito bajo los colores de la coalición “Por Tlaxcala al Frente” (PAN-PRD-PAC)

Pues bien, no se entiende cómo alguien que ha buscado brillar en la política, a través del influyentismo, puede hacer asequible la buena política.

No es secreto en el mismo partido de su familia, el PAC, que el “doctor” carece de liderazgo, pues todos saben que ha ocupado posiciones desde la dirigencia hasta la diputación local, porque su hermano, el ex gobernador Héctor Ortiz, lo ha impulsado, aunque sus ambiciones personales no han sido suficientes para que pudiera escalar como hubiera querido.

Aunque se recuerda la época en que manejó la UAT como un verdadero virrey, logrando hacer de la institución un feudo en el que los alumnos eran coaccionados para respaldar proyectos políticos familiares, y también obligados a pagar cuotas que rivalizaban con las de instituciones privadas. El uso discrecional de los recursos universitarios fue incluso objeto de observaciones de órganos fiscalizadores.

Fue integrante de la pasada Legislatura local, gracias a que lo pusieron en la primera posición de la lista de candidatos plurinominales del PAC. Se recuerda esa época porque careció de capacidad de negociación, y haciendo alarde de su Doctorado en Derecho, impugnó procedimientos legislativos que, al final, resultaron improcedentes.

Quiso seguir los pasos de su hermano, y aspiró a ser candidato a Gobernador de Estado, pero tuvo que declinar sus aspiraciones, al carecer de arrastre ciudadano para colocarse en las preferencias del electorado.

Como dirigente partidista, su falta de pericia y cálculo político generó que estuviera a punto de perder el control del PAC, a manos de Bernardino Palacios Montiel y Evangelina Paredes Zamora, con quienes fundó el partido.

¿De todo esto se trata “la buena política”?