Ambición Morena
4 de junio - 2018

Por Edgardo Cabrera

Dado que ya se sienten en el poder, los morenos pasaron de las hostilidades contra los anti-amlos a pelearse entre ellos por la ambición de posiciones y puestos.

En el caso local, nos enteramos que Lorena Cuéllar y Ana Lilia Rivera son como el agua y el aceite, los golpes bajo la mesa están a la orden del día, en particular por parte de la «reina de las apuestas» quien ya vio a la oriunda de Calpulalpan como sería rival para la silla grande de Tlaxcala.

El asunto es muy simple, de ganar la senaduría Ana Lilia Rivera se convertirá en la candidata natural de Morena a la gubernatura y, para desgracia de Lore, la de Calpulalpan no es un cartucho quemado y detrás de ella tiene un pasado político militando en la izquierda donde llegó por convicción y no por mero interés de ocasión.

Dado que la ven como rival, han emprendido una campaña de golpeteo acusando a la candidata de ser una mujer “insoportable”, que no quiere mezclarse con el resto de los candidatos morenistas, particularmente con los de pasado priísta como el salinista José Antonio Álvarez Lima y la ex alcaldesa Lorena.

Lo cierto es que sin hacer tanto ruido ni presumir alguna cercanía con AMLO, la aspirante al senado es Secretaría de Asuntos Indígenas y Campesinos de Movimiento de Regeneración Nacional y es un cuadro apreciado por el tabasqueño.

Dos más…

Al pleito anterior entre las posibles candidateables a la gubernatura, se agrega uno más por la pugna de la dirigencia estatal ya qué hay malestar por la forma como ha estado manejando el partido el también ex priísta, Joel Molina, a quien acusan de querer cargar los dados a favor de los lorenistas.

Para rematar, nos cuentan que el ex líder de Movimiento Ciudadano y ex diputado local morenista, Baldemar Cortés, está por dejar solo al torero y candidato en el distrito IV, Rafael Ortega, con quien venía trabajando, ya que no se deja ayudar, amén de que existen amplias posibilidades de que llegue a la dirigencia estatal en lugar de Molina.

Podredumbre

Algo huele muy mal al interior del Centro SCT de Tlaxcala ya que de buenas a primeras se ha multiplicado la asignación de plazas laborales que hasta el año pasado estaban congeladas.

Resulta que entre los beneficiarios se encuentra nada más ni nada menos que la esposa del subdirector de administración, Emanuel Antonio Sansores Lara, quien apenas en marzo pasado obtuvo una base laboral con número de plaza 45,570.

Lo anterior fue documentado por el recién creado Sindicato Nacional de Unidad de los Trabajadores de la SCT, de ahí que pidieron la intervención de la titular de la Secretaría de la Función Pública Federal, Areli Gómez González, ante la presunción de un acto de nepotismo cometido por el funcionario de Tlaxcala.

Al caso anterior se suma el del hijo de la dirigente estatal del añejo Sindicato Nacional de Trabajadores de la SCT,  Florida Pérez Hernández, quien en octubre del año pasado fue basificado y asignado al Centro SCT Tlaxcala.

Se trata de Luis Omar a quien le fue asignada la plaza 45,561 con un nivel 6, el más bajo del rango laboral, pero por el cual cobraría alrededor de 6 mil pesos.

Son en total 12 plazas laborales que se entregaron al sindicato que dirige Floria Pérez Hernández y llama la atención la urgencia por hacerlo ante el inminente relevo en el gobierno federal.

En contraste, la agrupación antagónica a Pérez Hernández solamente ha obtenido 3 de estas plazas que quedaron vacantes por muerte o jubilación de quienes las ocupaban.

Entre la base trabajadora del Sindicato Nacional de Unidad y de empleados de confianza existe molestia ya que aseguran que la directora general del Centro SCT Tlaxcala, Hortensia Martínez habría consentido el presunto nepotismo del subdirector de administración, amén de favorecer a uno sólo de los sindicatos que gracias a las nuevas basificaciones amplió su membresía a 76 agremiados, dejando al otro con 72, otorgando con ello derecho de picaporte al primero para negociar futuras revisiones contractuales.