Lo que está en juego
23 de mayo - 2018

Por Marcos L Tecuapacho

Al término del segundo debate presidencial, el candidato de la coalición “Todos por México”, José Antonio Meade, puso en perspectiva lo que está en juego en esta elección: los mexicanos tienen que escoger entre certidumbre y riesgo, entre futuro y pasado.

Esta elección se integra por tres momentos muy importantes: un primer momento, de aquí a pocos días antes de que termine la campaña, en el que los ciudadanos van a poder escuchar lo que los candidatos a la Presidencia de la República piensan del país y su rumbo.

Un segundo momento será el periodo de reflexión del voto, en el que la ley obliga a los candidatos a guardar silencio para que los electores reflexionen sobre lo que oyeron en campaña y les pareció lo mejor para el futuro del país.

Y un tercer momento corresponde al acudir a la urna y escoger lo que se quiere para México, al momento de marcar la boleta en la urna.

Lo importante es comprender que, en esta elección, no vamos a escoger a un candidato, sino a un presidente, y dentro de las cuatro alternativas, José Antonio Meade ha demostrado que es el mejor, por su honestidad, su preparación, su trayectoria y su experiencia.

EXPERIENCIA ACREDITADA

Y ya que hablamos de experiencia, vale la pena analizar los planteamientos de José Antonio Meade en materia de política exterior hacia Estados Unidos.

Cuando Donald Trump hizo campaña, se decía que se iban a acabar las remesas, que tendríamos un impuesto trasfronterizo, que estaría haciendo redadas, que denunciaría el Tratado de Libre Comercio. Pero hasta el momento, si bien con problemas y enormes retos, muchas de esas amenazas que estaban presentes se han venido conjurando.

Estados Unidos, bajo la presidencia de Trump, se salió del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), del Acuerdo Nuclear de Irak, del Acuerdo Migratorio de la ONU, incluso del Acuerdo de París, pero no del Tratado de Libre Comercio, cuya negociación se sigue realizando.

Ello significa que la diplomacia funcionó; no la bravuconería, no esconderse atrás de la frontera para insultar, como lo plantearon en el debate Ricardo Anaya de la coalición “Por México al Frente” y Andrés Manuel López Obrador de “Juntos haremos historia”.

En el gobierno de José Antonio Meade no se va a permitir con Estados Unidos ningún acuerdo, de ningún tipo, en ningún tema, que no esté basado en el respeto. Es un compromiso basado justamente en la experiencia de Meade a su paso por la Secretaría de Relaciones Exteriores.

PALANCAS DE DESARROLLO

En materia de comercio, inversión y desarrollo, el debate permitió identificar muy bien la viabilidad en la propuesta de Meade y el riesgo de la oferta de López Obrador.

Hace algunas semanas, México firmó un acuerdo comercial muy grande, impulsado por el Presidente Enrique Peña Nieto, que permitirá venderle a la tercera región más importante del mundo, en donde Japón y Australia son referencia.

Lamentablemente, la bancada de Morena en el Senado votó en contra.

José Antonio Meade busca que el comercio y la inversión sirvan para cerrar brechas: entre el norte y el sur, entre el hombre y la mujer, y entre los mexicanos que tienen mucho y los mexicanos que no tienen nada.

Pero López Obrador dice que la mejor política exterior es la interior, renunciar al potencial que ofrecen el comercio y la inversión. O no sabe o no quiere que progresemos.

Meade, que ha sido también secretario de Hacienda, de Energía, y de Desarrollo Social, sabe que en este tema no hay atajos.

Por eso, para guardar equilibrios en el desarrollo nacional, propone invertir más en el sur del país, llevando gas de Coatzacoalcos a Salina Cruz y de Salina Cruz hasta Tapachula, contando con mejores carreteras y puertos, y haciendo del comercio y la inversión palancas de desarrollo.

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