Actores y Escenarios: Defender la Camiseta
16 de abril - 2018

Por Esteban García

La semana pasada, el coordinador de la campaña de los candidatos a Senadores de la coalición “Todos por México”, Miguel Ángel Osorio Chong, visitó Tlaxcala, y uno de los puntos más relevantes de su mensaje al priismo local fue este: siéntanse orgullosos de pertenecer al PRI.

Ciertamente, ante las expresiones de descontento social, sería entendible que algunos militantes dudaran en defender su camiseta; sin embargo, en el marco de la contienda, no es permisible tal actitud, mucho menos cuando hay elementos para debatir y logros que defender.

Por primera vez en 25 años, México vende al exterior más alimentos de los que compra; hoy se paga 40 por ciento menos al hablar y navegar desde el celular, se eliminó el costo de la larga distancia nacional, y la larga distancia internacional cuesta la mitad.

En esta gestión federal se lograron 170 mil millones de dólares en inversión extranjera, 50 por ciento más que el sexenio pasado; hay más de 2 millones de mexicanos que salieron de la pobreza extrema, y 3.5 millones de mexicanos más tienen un empleo con prestaciones.

Además, en 2017, se recibieron 39 millones de turistas extranjeros -16 millones más que en 2012-, y hay 71 millones de mexicanos que ya se conectan a internet -30 millones más que en 2012-. Ahora, más de 5 millones de adultos mayores tienen pensión -2 millones más que en 2012-, y hay más de 25 mil escuelas de Tiempo Completo -4 veces más de las que había en 2012-.

Ya lo dijo Meade: “no hay partidos corruptos, hay políticos corruptos”, y también el propio Osorio Chong: “Quienes actuaron al margen de la Ley bajo los colores de nuestro partido, afortunadamente ya están ante la justicia, pero también los otros, los de otros partidos, ya están ante la justicia, ¿y saben quién los puso ahí? Este gobierno, un gobierno priista, un gobierno que señala y castiga a partir de nuestras instituciones”.

Le Sacan a Debatir

La coyuntura social que vivimos en México nos obliga a preguntarnos qué tan válido es, en términos de los intereses del electorado, que, por estrategia, Andrés Manuel López Obrador rehúya al debate con sus principales oponentes.

¿El que las encuestas lo favorezcan es pretexto para darse por ganador y negarle a los electores la oportunidad de defender de frente sus ideas y propuestas?

José Antonio Meade hizo un planteamiento interesante: que todos los participantes en la contienda presidencial hagan un debate a la semana, para que las familias mexicanas contrasten, no solo quién tiene los cómos, sino quién le va a traer estabilidad a su vida y quién no.

Por supuesto, ni López Obrador ni Ricardo Anaya dieron acuse de recibo a esta propuesta. Y es entendible, no solo porque creen tener ventaja en la arena de las preferencias, sino por Andrés Manuel se ha exhibido como un político autoritario, con un esquema económico y social vetusto y técnicamente equivocado, que impunemente se ha rodeado de delincuentes y farsantes con tal de ganar, y Ricardo Anaya no tiene credibilidad frente a las imputaciones de la nave industrial y del presunto delito de lavado de dinero, sin contar que tanto López como Meade lo señalan de plagiar sus propuestas.

Aunque sus opositores se niegan a reconocerlo, José Antonio Meade es el único candidato que llegó a la elección con el mejor perfil profesional y académico, con la experiencia más completa, y sin escándalos personales de corrupción. Sin embargo, como en toda elección, serán los ciudadanos los que decidan la clase de presidente que quieren para México.

Interpretaciones

El pasado lunes, un medio digital local publicó los resultados de un estudio demoscópico que ponía a José Antonio Meade al frente de las preferencias en Tlaxcala, rebasando por pocos puntos a Ricardo Anaya y López Obrador.

Los moderados consideraron que los tres candidatos están en empate técnico; los de la coalición “Todos por México”, integrada por el PRI, el PVEM y el PANAL, se echaron para adelante y hasta manifestaron que redoblarían esfuerzos para consolidar la ventaja, y los detractores del PRI expresaron que los resultados de esta encuesta estatal son falsos, porque no se corresponden a la tendencia nacional.

Ciertamente, una encuesta se puede leer de varias maneras, y como se trata de interpretaciones, no de predicciones, en realidad no hay motivo ni para el triunfalismo ni para las rabietas. Al final, al PRI y a sus aliados, que poseen más estructura, tienen que trabajar para ganar; mientras que a las alianzas que encabezan el PAN y MORENA, que han tenido problemas para consolidarse, les corresponde hacer lo propio.

Con objetividad, los escenarios nacionales no son los escenarios locales. Pero si eso no queda claro, los de MORENA están en libertad de creer que, pase lo que pase, no van a perder.