Actores y escenarios: Pronósticos reservados
9 de abril - 2018

Por Esteban García

No conviene trasladar a Tlaxcala los pronósticos electorales que se formulan a nivel nacionales.

Escuchando al candidato a Senador por Morena, José Antonio Álvarez Lima, es arriesgado afirmar -si se pretende hacerlo con verdad- que el partido de AMLO se llevará carro completo en la entidad.

Parece desconocer -probablemente por permanecer ajeno a la entidad casi dos décadas- que Tlaxcala es sui géneris cuando de elecciones se habla.

Realmente se mueve por lógicas políticas distintas, ya que está compuesta por grupos más que por partidos. Además, hay un juicio muy cercano al gobierno, y un alto grado de politización entre las personas. No por algo es considerado pionero en el desarrollo democrático en el país, por lo que los escenarios nacionales no se replican necesariamente en el estado.

Es así que las palabras del ex gobernador suenan más a propaganda electorera que a un juicio serio sobre el panorama electoral estatal.

Si al final la decisión es de los ciudadanos, ¿no se supondría que la moneda debería estar en el aire?

DOBLE MORAL.

En la coalición “Por Tlaxcala al Frente” hay una doble moral.

Por un lado, el dirigente estatal del PRD, Juan Manuel Cambrón, exigió a los gobiernos estatal y federal que no metan las manos en el proceso electoral, que no utilice los programas ni sus estructuras para condicionar el voto.

Pero por otro, la senadora Adriana Dávila, quien es candidata a diputada federal por la vía plurinominal, decidió dar continuidad, en plena contienda electoral, a la campaña “Hagamos un Trato Contra la Trata”, bajo la cual, supuestamente, se busca sensibilizar a los ayuntamientos sobre sus responsabilidades en torno a la atención de este delito.

Es así que, mientras la veda electoral obliga a los gobiernos a no divulgar logros o acciones tendientes a conseguir la aceptación del público, la candidata plurinominal se va por la libre promoviendo su trabajo como legisladora. Ojalá que no caiga en la tentación de hacer de su campaña el pretexto para promover a su partido.

Y ojalá también el alcalde de Apizaco, Julio César Hernández Mejía, no solo declare que blindará los programas sociales en su comuna, pues como Coordinador Estatal de la campaña de Ricardo Anaya debería separarse del cargo, si quiere hacer las cosas bien. No puede servir a su candidato presidencial y decir que también le cumple a Apizaco.

BUENOS DESEOS

La primera semana de campañas se caracterizó por las propuestas improvisadas.

La candidata al Senado Minerva Hernández Ramos retó a sus oponentes a presentar lo que denominó la declaración 5de5, que incorpora la carta de no antecedentes penales y un examen antidoping. Sin embargo, el planteamiento pasó de desapercibido, así como sus planteamientos de legislar contra la corrupción e impunidad, que han sido su discurso de siempre.

Por su parte, el candidato a diputado federal por el I distrito, Humberto Macías Romero, ofreció poner en marcha un proyecto para el rescate del tren de pasajeros, y que trabajará para dar acceso a los programas sociales de manera sencilla a la ciudadanía. No obstante, el proyecto del rescate del tren de pasajeros se remonta desde el sexenio panista de Felipe Calderón y no se ha concretado por su altísimo costo, y actualmente hay una Ley de Desarrollo Social en la entidad que, en esencia, eso prevé.

Alejandra Ramírez Ortiz, quien contiende por el II distrito, se comprometió a vigilar que los recursos etiquetados “lleguen completos” a las comunidades, y a dar “soluciones reales” a la desigualdad en Tlaxcala, pero lo primero es función de los órganos fiscalizadores, y lo segundo no es más que mera retórica.

Y Lorena Cuéllar Cisneros, que va por el III Distrito, presentó 10 pronunciamientos a favor de la seguridad pública y del país, que, en esencia, son un refrito de propuestas que, si no se han logrado implementar en su mayoría, es porque las disputas políticas lo han impedido en el pasado, y algunas de ellas son solo buenos deseos.

Lo dicho: la primera semana de campañas estuvo marcada por meras promesas.