Mero comparativo
3 de abril - 2018

Por Edgardo Cabrera

En su reaparición ante medios de comunicación (porque de la política nunca se ha ido) y como lo habíamos anticipado, Alfonso Sánchez Anaya expresó su reconciliación con el proyecto político de López Obrador y manifestó su apoyo a Morena.

Pero además de su pronunciamiento que incluyó el compromiso de integrar un contingente de operadores y simpatizantes para “defender el voto”, lo dicho por el ex gobernador en la rueda de prensa no tiene desperdicio, en particular aquello de que los candidatos morenistas se pongan a trabajar y no se cuelguen sólo de la imagen del Peje.

Y sabe de lo que habla, comparemos la renovación de la gubernatura en Tlaxcala donde la oposición se mostró soberbia y confiada dado que al arranque de las campañas el priísta Marco Mena se encontraba en un lejano tercer lugar; recordemos que la constante en las encuestas eran los 17 puntos de diferencia que traía con el primer lugar que era la panista Adriana Dávila.

A mitad de las campañas la apizaquense se desplomó al tercer lugar, subió la entonces perredista Lorena Cuéllar al primer sitio y el priísta Marco Mena escaló al segundo lugar. La Morena Martha Palafox se confió de la imagen de AMLO y jamás pudo disputar siquiera el tercer lugar.

En la recta final de la contienda y contra todo pronóstico, el PRI rebasó a Lorena Cuéllar y fue cuando enloquecieron al descalificar las encuestas, las mismas que al inicio de la contienda aplaudían y que incluso alentaban su difusión en los medios de comunicación.

Al final Marco ganó con 3 puntos de diferencia a Lorena quien sin éxito trató de arrebatar en tribunales el triunfo que no pudo amarrar en las urnas.

Sánchez Anaya sabe muy bien que el PRI es una maquinaria electoral que una vez en marcha es difícil detenerla de ahí que los candidatos morenos tlaxcaltecas pecan de soberbios al sentirse diputados federales y senadores, minimizar las campañas y subirse en su pedestal, mientras sus contrincantes en lugar de colgarse de las campañas presidenciales se han puesto a trabajar a ras de tierra para sumarles votos a Ricardo Anaya y José Antonio Meade, respectivamente.

La historia tlaxcalteca podría repetirse en el plano nacional, veremos si la alianza tricolor o la coalición panista perredista encuentran la fórmula para remontar.

PACtidos

El orticismo se partió y esa creencia de ser un grupo compacto alineado y sumiso a la figura de los hermanos Héctor y Serafín quedó en mero mito.

En 2010 fue Perla López Loyo la primera en abrirles un boquete, luego, hace poco más de dos años, rompieron los consortes Evangelina Paredes y Bernardino Palacios quienes antes trataron de apropiarse del PAC.

Ahora, en pleno arranque de campañas, quien era fiel vasallo de los hermanos Ortiz, el ex diputado local Lincoln Rodríguez anunció su adhesión a la campaña del candidato a la senaduría por el PRI Florentino Domínguez, pero también va a apoyar a su compañera de fórmula Anabel Alvarado, así como a los abanderados a la diputación federal y local, Blanca Águila y Enrique Padilla, respectivamente.

Además de Lincoln, en breve aparecerá con el PRI una red de mujeres del PAC de Ocotlán, que eran de los principales activos que presumían los Ortiz.

El asunto es que los militantes de Alianza Ciudadana están molestos porque los espacios de candidaturas solamente son ocupados por Serafín y Héctor, aunque también desde hace varias elecciones por la sobrina Alejandra Ramírez.

Es evidente que mientras sigan así acumularán más divisiones poniendo en riesgo su permanencia como partido político local.