Eso lo dijiste tu, no yo: Se desatan los demonios
28 de marzo - 2018

Por Alfredo González

Esta semana da inicio un proceso transitorio que fiel a su costumbre estará enmarcado de violencia, dispendio, excesos y desfiguros bochornosos, y por increíble que parezca no me refiero a las campañas electorales que en muchos casos no distan de la descripción, sin embargo, me refiero a la añeja, curtida y alcohólica tradición de semana Santa.

Si bien ese líquido enervante que ataranta no tiene nada de sagrado más que el de consagrar, en Tlaxcala… muy fieles y devotos a nuestra idiosincrasia honrar la tradición de la botella y pulque al son de las misas, procesiones, balnearios y días de campo.

La tarea de perder la cordura y la noción de la realidad a manos de alipuz es toda una manda para fieles que en su entorpecido dejan a su paso tragedia, destrucción y muchas familias lamentando sus peripecias.

Choques automovilísticos, riñas, ahogados y no precisamente en el fondo de la botella, son algunos de los estragos que dejan los festejos de semana Santa en esta parroquial y católica tierra que mas allá de guardar ayuno y reflexión por sus creencia, encuentran una nueva excusa para beber sin control…como si el carnaval no hubiera sido suficiente.

Un nuevo viacrucis

Como si los tlaxcatecas y los mexicanos no tuviéramos suficientes malas noticias, la cuenta regresiva para que los cuatro jinetes de una elección apocalíptica, al menos cuatro validados por el INE, desaten las plagas de spots y dispendios que robaran la serenidad y en algunos sitios más, la paz social.

Los veremos a partir del domingo de todas formas posibles, desde aspiraciones musicales fallidas, soluciones ridículas y ocurrentes a problemas exagerados, el Yo Mero buscando a la chamacada, hasta los mensajes con olor a bacardi que nos remontarán a tiempos pasados de 2010 manchados de sangre y violencia.

Y no es por alarmar, pero a como vivimos el proceso de «pre campaña», campañas eternas de 18 años y todo tipo de vaciladas, le apuesto a que en más de una ocasión su intimidad y tranquilidad serán trastocadas por molestas llamadas telefónicas que nadie pidió y por supuesto que a más de uno desagradaran, entrega de «regalitos» a domicilio de quienes ni conoces, y que de alguna forma incluyen tu nombre y a veces hasta clave de elector, en fin… una sarta de burlas y violaciones a las leyes electorales, de esas que como semáforo en las noches, nadie respeta y siempre encuentra como evadir.

El camino a la gran elección, como la llaman, será tortuoso para millones que tendrán que soportar la promoción invasiva y acosadora, no me queda duda que también sobrarán los vivaces 1ue reciban todo y más allá de no dar nada, seguirán viviendo del corrompido sistema electoral vomitando críticas y burlas a quienes los han acostumbrado a una vida de parias… la ironía de la vida y el colmo de la hipocresía.