Actores y Escenarios: Hace falta prevenir
5 de marzo - 2018

Por Esteban García

La respuesta de las autoridades tras el accidente del pasado jueves en la autopista Tlaxcala-San Martín Texmelucan, fue tan oportuna como contundente.

Por una parte, demostró que el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), que coordina la Secretaría de Salid en la entidad (Sesa), se consolidad, pues gracia a ello se dio atención oportuna a 11 lesionados.

Por otra, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (Secte) procedió a retirar al propietario de la unidad accidentada la concesión que usufructuaba, con base en lo dispuesto en la Ley de Comunicaciones y Transportes, pues de manera preliminar se sabe que la imprudencia del conductor y el mal estado de los neumáticos provocaron este fatal accidente.

Además, las autoridades judiciales emprendieron las investigaciones respectivas para sancionar lo ocurrido.

Ojalá que no haya impunidad en este tipo de casos, aunque lo deseable es que los choferes del servicio público hagan suyas las medidas mínimas de precaución cuando desarrollen su actividad cotidiana.

La administración estatal puso en marcha la campaña “Bájale dos rayitas” para reducir la incidencia de accidentes viales, a fin de prevenir lesiones, discapacidades y muertes ocasionadas por alta velocidad.

La idea de las autoridades estatales es sensibilizar a la población sobre los riesgos de conducir distraído, utilizando el teléfono celular, en estado inconveniente o a velocidades por arriba de las permitidas, porque en 2017 ocupamos el tercer lugar a nivel nacional en accidentes carreteros, de ahí la importancia de mejorar la cultura vial en Tlaxcala, y de que todos seamos más receptivos a estas recomendaciones.

Presiones por presión

Sumamente lamentables resultan los actos de presión de sindicatos que afectan a los alumnos de subsistemas de educación media superior. Y resultan aún más cuestionables cuando docentes y trabajadores reconocen que son utilizados para tales fines, porque no comparten el interés de sus dirigentes de enrarecer la vida interna en los planteles, como al parecer sucede en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Tlaxcala (Cecyte), donde, para lograr su reelección, Zenón Ramos armó una trama de presuntos abusos e irregularidad cometidos desde la Dirección General, para ganar simpatías con la promesa de lograr, para sus seguidores, horas sin evaluarse ni esforzarse.

Y mientras Ramos Castillos ideaba protestas sistemáticas bajo excusa fuera de la ley, muchos estudiantes no recibieron clases, porque sus maestros fueron coaccionados para participar en protestas carentes de sustento.

Guardando el anonimato, por temor a las represalias, fue que denunciaron esta circunstancia, en la que también involucraron a supuestos padres de familia pagados para desestabilizar el subsistema y cumplir interés políticos y personales.

Un grupo de inconformes afiliados al Sindicato de Trabajadores Académicos, Administrativos, de Apoyo y de Servicios del Cecyte, denunció días atrás la violación de sus derechos como agremiados, al ser excluidos de las reuniones sindicales y desconocidos para cualquier información sindical, a pesar de que han cumplido con los estatutos y sus cuotas.

Si es así, ¿con qué cara puede el líder sindical demandar a la autoridad respeto a derechos presuntamente trasgredidos?

Protagonismo electorero

Con motivo de las elecciones, en todos lados hay afanes por ganar reflectores.

En el PRI, por ejemplo, Uriel Zenteno y Michelle Brito impugnaron el proceso interno de su partido ante el Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) porque no vieron cumplidas sus aspiraciones de ser candidatos a diputados locales. Dicen que estuvo amañado y que no fue parejo, justamente, porque no fueron postulados.

Con este recurso, hacen evidente que sus intereses personales están por arriba de su lealtad partidaria. Incluso, que su ingenuidad es muy grande si creen que con esta acción podrían ser reconsiderados.

Y en la coalición PAN-PRD-PAC, sus dirigentes salieron a “defender” a su candidato presidencial, Ricardo Anaya, ante los señalamientos de lavado de dinero en su contra, pese a que no ha sido capaz de explicar el origen de su fortuna.

Como si su solo cuestionamiento a la Procuraduría General de la República (PGR) y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) le restara desprestigio a su abanderado, lo cierto es que el acto realizado en la sede estatal del PAN solo sirvió para que sus virtuales abanderados a legisladores federales se placearan y salieran en la foto, como Minerva Hernández, Juan Corral y Adriana Dávila, quien por cierto, de acuerdo a un medio nacional, compró productos de publicidad a dos compañías señaladas por el SAT como “fantasmas” cuando fue candidata del PAN al gobierno de Tlaxcala.

El presidente provisional del PRD, Domingo Calzada,  lamentó que el INE no sancione la guerra sucia, pero no le da a sus aspirantes a candidatos a Senadores fecha para determinar su elección. Y Felipe Hernández, en representación de Serafín Ortiz, acudió a ponderar a Alejandra Ramírez como abanderada de la coalición en el II Distrito electoral federal, aunque el PAC titubea su apoyo a la alianza porque no consigue las posiciones que quiere, de cara a las campañas electorales.

Así se las gastan, simulando.