Discriminación a la mujer… Simulación del Sistema Político
16 de febrero - 2018

Por José Luis Ahuactzin

Por acción u omisión, la discriminación ha alcanzado -lamentablemente- a cualquier sector de la sociedad como al Sistema Político Mexicano, que evidencia la simulación de una democracia.

Si bien, las reformas constitucionales y la firma de tratados internacionales tutelan los derechos humanos y político electorales, en los hechos es letra muerta.

Me refiero al sector del género femenino, que en la política ha pasado de ser una «cuota» de izquierda, derecha o centro, a convertirse en un derecho denominado «paridad de género» con todas sus garantías.

Ante esta figura constitucional, aún existe la resistencia a asignarles una condición de equidad e igualdad en la asignación de candidaturas federales o locales, sea de mayoría relativa o representación proporcional.

Con la sentencia que emitió recientemente el Tribunal Electoral de Tlaxcala sobre el criterio que deben adoptar los partidos políticos para que sean mujeres quienes encabecen las fórmulas en las diputaciones plurinominales, ya dieron la primera estocada.

Bajo cualquier conjetura, por más válida que sea, lo cierto es que la senadora Adriana Dávila al impulsar un movimiento para hacer valer la paridad de género de forma legal en este proceso electoral local, dejó ver no sólo la organización que tienen las mujeres, sino que son capaces de cerrar filas entre sí para un objetivo o fin común.

Sin embargo, hay que dejar en claro que este movimiento no se confunda o, se desvirtúe para fines personales o de grupo, y se convierta en un feminismo, por ejemplo, sino la búsqueda de la igualdad y equidad en la participación que se quiera.

La resolución de los magistrados de Tlaxcala fortalecerán los criterios sobre la asignación de candidaturas plurinominales para las mujeres, con el riesgo de que a nivel nacional sean considerados como jurisprudencia, pues ya hubo resoluciones en la materia en casos de Morelos y Chiapas.

Si nos vamos al campo de lo laboral, el trabajo femenino contra el masculino, es considerado como ordenado, limpio, eficaz, y hasta con un plus; en tanto que el del hombre – aclaro que no es en todos los casos, ni trato de demeritar la labor del hombre-, pero es admitido a regañadientes por lo faltista, por problemas de alcoholismo, principalmente, y desorganización.

Voy un poco más fuerte, la corrupción, en cualquier sector sea público o privado, la mujer es menos propensa a la corrupción o la transacción indebida; veamos los espacios laborales que tienen que ver con el manejo del dinero, son ocupados por mujeres.

En resumen, este es un buen momento para que las mujeres accedan a espacios, en este proceso electoral, a candidaturas que contribuyan al cambio social, a una mejora del Sistema Político Mexicano en el que no sea una democracia dirigida ni simulaciones.

Desde este espacio, fiel a la casa de estudios a la que pertenezco orgullosamente, y por congruencia «Yo respaldo la igualdad de género» que se promueve en la Universidad Nacional Autónoma de México.