Las Antipodas: ¿Y el Gobernador Apá?
6 de diciembre - 2017

Por Juan Manuel Cambrón Soria

“El precio de desentenderse de la política, es el ser gobernado por los peores hombres” Platón

El día de ayer el Gobernador de Tlaxcala Marco Mena, presentó su primer informe de actividades, la acumulación de un año al frente de la administración estatal. Debo decir que el acto no fue más que una pasarela desangelada, pretendió ser el clásico besamanos de la salutación priísta, el anquilosado ritual del culto a la personalidad del mandamás del Ejecutivo, pero se quedó corto, fue un acto con las propiedades del agua, incoloro e insípido, sin chiste pues.

Déjeme recordarle amable lector que, en el mes de octubre de 2016, después del fallo emitido por el TEPJF respecto de las impugnaciones presentadas por el PRD a la elección de Gobernador, el colectivo del partido con la fortaleza de los alcaldes y diputados electos y salientes, de los dirigentes de las expresiones internas y del Comité Estatal en pleno, emitimos un posicionamiento frente al nuevo gobierno, que se sustentaba en tres ejes: 1. Acatar con responsabilidad política las resoluciones de las instancias jurisdiccionales, en el entendido por un lado de que respetamos a las instituciones y no pensamos en mandarlas al diablo, y por otro, que nuestra ruta no era martirizar personajes, ni alentar revueltas, ni promover gubernaturas legítimas; 2. Que seriamos una oposición crítica, responsable y propositiva, respaldando medidas, acciones o políticas que ayuden a la gente, pero rechazando con energía todo lo que implicara retraso, abandono y olvido; además exigimos un trato respetuoso a las autoridades emanadas del PRD, todo bajo la premisa de que no somos ni pretendemos ser un partido satélite del gobierno, ni comparsa legislativa y mucho menos oposición estridente que pacta en lo oscurito como Morena; y 3. Presentamos una agenda política y legislativa con reformas en materia política, de educación, salud, seguridad pública, combate a la corrupción, entre otros, asumiendo que la nueva administración debía escuchar voces distintas, pero con una idea clara y puntual de lo que se debía hacer, al fin y al cabo, el PRD obtuvo el segundo lugar en votos producto de la confianza de casi un tercio de la población tlaxcalteca y algo debía y podía opinar.

El día primero de enero, durante la toma de protesta del Mena, acudimos como muestra de madurez, e incluso la posición que fijamos fue de confianza en que el Gobernador actuaría sensatamente, escuchando y proponiendo, es más, recuerdo que afirmamos que, si le iba bien a él, entonces le iba bien a Tlaxcala… le deseamos suerte en pocas palabras. Tras unos días de ese acto, hubo una reunión de Mena con el perredismo, ahí le planteamos de viva voz la agenda del partido y los temas que consideramos sensibles para la entidad, compartimos nuestra visión y aportamos conceptos que pudieran ser incluidas en la hoja de ruta del nuevo gobierno.

El resultado al cabo de varios meses es el olvido, el silencio y la distancia. Las buenas intenciones le duraron a Mena Rodríguez unas cuantas semanas. El bono democrático y la confianza se fue diluyendo; la falta de acciones dilapidó lentamente la expectativa de los ciudadanos; y la incompetencia, desinterés, cerrazón, prepotencia, inexperiencia e incapacidad de varios miembros del gabinete ha sido la tónica que lamentablemente ha marcado este gobierno.

El informe estuvo lleno de lugares comunes, cifras alegres, datos que no se contrastan con nada, con nadie, sin referencia institucional, sin reflejo con la realidad. Afirmar que en Tlaxcala no se vive un clima de inseguridad es irresponsable y muestra la altanería del gobierno y sus funcionarios, pero peor aún, no reconocer el problema significa que el diagnóstico es equivocado, por tanto, las respuestas y soluciones no vendrán pronto.

Es preocupante ver a un Gobernador distante, ausente, lejano; que no habla con nadie o habla con pocos, pareciera que Mena vive en una burbuja ajena al mundo donde le hacen creer que la realidad es lo que ocurre del trayecto entre Palacio y Casa de Gobierno. La pregunta es ¿y el Gobernador dónde está?

Hay quienes creen que es motivo de felicitación al Gobernador, que su rostro no aparezca en los promocionales de su informe, con que poco se conforman; yo pienso que lo que sería realmente motivo de reconocimiento y asombro, es que como el demócrata que dice ser, Mena permita una glosa profunda y exhaustiva de su informe, autorizando y promoviendo que los funcionarios de las distintas áreas acudan al Poder Legislativo a explicar, clarificar y porque no, hasta defender el informe, eso sería sin duda un acto republicano.

Finalmente, Mena se equivoca al afirmar que “nunca estuvimos tan orgullosos de ser tlaxcaltecas”, eso habla de una soberbia y una egolatría enorme del Gobernador. Los tlaxcaltecas nos sentimos orgullosos siempre, a pesar de cualquier adversidad, de las escaleras eléctricas, de los seudo underwoods, de cafés o tiendas de marca, de equipos pasajeros de fútbol o del gobierno priísta actual o del color que sea que esté en turno; son la cultura, nuestras raíces ancestrales, la bondad de la gente, nuestras tradiciones, la sangre guerrera que corre por nuestras venas, donde se define con claridad nuestra identidad y nuestro orgullo de ser tlaxcaltecas, y eso, nada tiene que ver con un gobierno o una persona.