La delgada línea
2 de noviembre - 2017

Por Mauricio Hernández Olaiz

Hace solo una semana, en este espacio, le daba yo a conocer mi punto de vista sobre el lamentable asesinato de Jazmín a manos de dos de sus subalternos en el municipio de Mazatecochco, (http://gentetlx.com.mx/2017/10/26/y-siguela-mata-dando/). Luego de lo anterior recibí algunos mensajes con comentarios, en los que puedo resumir, que me califican de hipócrita, que no se entiende como primero las agredo con mis opiniones y luego me atrevo a reflexionar sobre las acciones a favor de la equidad de género y su defensa, que finalmente el hablar mal de una dama en un espacio de opinión es una agresión contra todas y una forma clara de violencia de género, siendo un servidor un claro misógino.

No hay duda de que existe una delgada línea entre la percepción y la realidad, personalmente celebro el empoderamiento de la mujer en espacios de trascendencia política, económica y social, celebro que Tlaxcala cuente con una mujer titular de la secretaría de gobierno, celebro que, hoy por hoy, son las mujeres las que forman una mayoría en el poder político local con posiciones de relevancia en el congreso del estado, en el senado, en la cámara de diputados, celebro que haya una secretaria de estado mujer, sin embargo, eso no quiere decir que considere que Rosario Robles sea la mejor opción para la SEDATU.

Es decir, mis críticas hacia la ex jefa de gobierno no tienen nada que ver con su género, tienen que ver con sus declaraciones, escándalos y acciones. Al ser una servidora pública tengo el derecho a opinar e informar sobre mi punto de vista, sin que esto signifique una agresión por género, al ocupar esos puestos son sujetos al escrutinio público y no por ello estoy siendo machista, no opino sobre su condición de mujer, preferencias, maternidad, esfuerzo, opino sobre sus resultados, al igual que con cualquier hombre.

Hay que ser claros, el que yo esté de acuerdo o no sobre las decisiones políticas, estrategias propagandísticas o acciones electoreras de la senadora Dávila, a quién debo decir es a la que más he criticado en este espacio, no tienen nada que ver con que sea mujer, situación que respeto, tienen que ver con ser senadora de la república y de sus resultados y acciones desde mi óptica, al igual que en su momento consideré que Anabel Alvarado ha cometido desafortunadas declaraciones como titular de gobierno, nunca jamás he criticado sus decisiones como mujer (que no me corresponden), ni jamás hecho comentarios de su físico, relaciones sentimentales u otras relacionadas con su vida personal y su condición, como desafortunadamente otros si lo han hecho.

He sido crítico de la Senadora Palafox, de igual forma al no estar de acuerdo en su discurso que considero no corresponde con sus acciones, pero me merece un profundo respeto su condición de mujer, sé lo duro que ha luchado desde pequeña, del gran esfuerzo para cuidar y sacar adelante a su familia, de su inteligencia para acceder a su actual posición política, aplaudo sus éxitos como los de cualquier mujer que ha logrado trascender en su profesión, pero de ahí a coincidir con sus resultados coineamo legisladora son otra historia.

A aquellas personas que me hicieron favor de hacer llegar sus comentarios, les digo, no nos equivoquemos, no traspasemos la delgada línea entre la percepción y la realidad, si ustedes perciben que mis ataques son por cuestión de género, eso no se acerca a la realidad, lo hago en mi posición de opinador hacia funcionarios públicos, quienes tienen una gran responsabilidad y deben rendir cuenta ante la sociedad, no critico su naturaleza, sino la naturaleza de sus acciones y sus objetivos, a veces hasta perversos, ya que en eso, algunas de ellas no son diferentes a los hombres.

Nunca se puede estar a favor de la violencia contra la mujer, de su discriminación laboral, de su falta de oportunidades en más espacios de relevancia, finalmente lo que yo más amo es a una mujer, representada en mi esposa, en mi hija, a quienes jamás podría marginar, bloquear, violentar o intimidar solo por el hecho de ser mujer, por ello hay que ser cuidadosos para no rebasar y saber diferenciar la línea entre misoginia y crítica política.