Las Antípodas: El árbitro no debe ser a modo
25 de octubre - 2017

“Hay quienes se adaptan mejor a esta cultura de la mediocridad” Juan Villoro

Por Juan Manuel Cambrón Soria

Como en cualquier competencia, el papel del árbitro es determinante para el buen desarrollo del juego; dicen los que saben que, mientras menos se vea un árbitro, mejor es su desempeño.

En política y en elecciones sucede lo mismo. El papel que jugará el INE en la elección de 2018, que por cierto será la más reñida y competida en la historia de este país, resultará fundamental para el buen desenlace que tenga la elección. Hoy en día se ha vuelto común cuestionar el papel y desempeño de los órganos electorales, en muchos casos con razón por su actuar zigzagueante, pero es una realidad que es necesario contar, de cara al año entrante, con instituciones en la materia fuertes, sólidas y con reconocimiento, el cual deben obviamente ganarse a pulso con su actuar.

Un buen árbitro electoral debe tener ciertas características mínimas, como son independencia política, esto es que no obedezca a los intereses de los partidos ni del gobierno; autonomía financiera, para que su desempeño cotidiano no se vea obstaculizado; profesionalismo técnico, que garantice que sus acciones cumplan con las normas; certeza y legalidad jurídica, donde cada determinación esté apegada a derecho; imparcialidad, que evite que se generen ambientes de duda o sospecha de que su actuar es para beneficiar a unos y perjudicar a otros; confianza pública, para que los resultados electorales no sean cuestionados a priori.

Lo anterior lo traigo a colación amable lector, porque resultó altamente llamativo en la escena nacional, la reciente destitución de Santiago Nieto Castillo como titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), cuyo nombramiento por cierto fue ratificado por unanimidad por el Senado de la República. Esta instancia, la FEPADE, es para el proceso electoral, lo que el VAR para la FIFA en el fútbol; es un área que requiere de plena independencia para perseguir y documentar los delitos que se cometen al margen de las elecciones, su papel es fundamental para el proceso.

Sin embargo, pareciera que la decisión de la PGR de destituir a Nieto Castillo, quien gozaba de buen nombre y reconocimiento de todos los actores políticos y sociales, lleva toda la intención de alterar el terreno y sesgar el papel de la institución. El mansaje es profundamente negativo, porque siembra la duda del papel que jugará el Estado en la elección próxima, pareciera que el régimen quiere personajes a modo en cada instancia.

El PRI-gobierno quiere que el partido del 2018 sea en su estadio, que el balón lo compren y pongan ellos, que los derechos de transmisión se queden en “su” televisora; además quiere poner al árbitro y que el VAR sea manejado por alguien cercano a ellos. Eso además de grave, no se debe permitir, estaríamos ante el aviso flagrante, de un fraude contumaz anunciado.