Eso lo dijiste tú… no yo: Tanto alarde por nada…
25 de octubre - 2017

Por Alfredo González

Como periodista, y aún más como capitalino es realmente alarmante observar día con día cómo la ineficiencia del ayuntamiento sumerge en un abismo a esta amada tierra de Xicohténcatl, pareciera que el empedernido deseo de Anabell Ávalos por ser alcalde quedó en mera alaraca y muy pocos dividendos positivos para Tlaxcala.

En muchos años, no se había observado una ciudad tan descuidada, inundada por la basura y el ambulante, con severos problemas de inseguridad, baches y descontento social generalizado.

Basta con recorrer las calles del centro histórico para darse cuenta que las cosas no están bien, donde en casi cada plaza pública encuentras una nueva sucursal del mercado municipal, las carpas de libros, “artesanías” chinas y productos de novedad son ya parte del inventario del centro casi tanto como las incontables palomas y roedores de su zócalo.

Es verdad que varios inmuebles recibieron una manita de gato con motivo de un coloquio de patrimonios culturales, pero lo resultante de ello, y que fue un clamor popular fueron los horripilantes colores que luce la ciudad, todo un muestrario de colores de tierra, desde el tepetate hasta el Tezontle pasando por diversos tipos de arena, quitándole la vista y atractivo colonial de las casonas y edificios del siglo XVI y posteriores.

Pareciera inclusive que los botes de basura son un lujo en las calles, donde ahora solo lucen los postes donde eran colocados, y como las buenas obras de la comuna, su existencia se limita a unos cuantos en el corazón de la ciudad, algunos de ellos desfondados o rotos, coincidencia acaso?…

Los baches en las calles y colonias ya son tantos como los problemas de alumbrado y perros callejeros, donde hay zonas que inclusive es y todo un reto encontrar un rastro de asfalto o cemento entre los mini jagüeyes formados por el agua estancada y basura acumulada.

De la seguridad ya mejor ni hablar… basta con decir que en menos de una semana , la pobre capital acumuló tres robos a escuelas, uno más a un sindicato y para rematar un banco, todo ello mientras la auto destapada suspirante a la gubernatura aprovechará el tiempo para pasear por Roma durante más de una semana, como si no pasara absolutamente nada.

Resulta imperativo que la capital cambie, y no precisamente en jardines y el color de sus inmuebles, sino que aquella que tenía aspiraciones de hacer algo por Tlaxcala haga obras y acciones factibles y útiles, de nada sirve a Tlaxcala seguir soñando con ser un patrimonio de la humanidad, si al acercarse los 500 años de historia, la “Cuna de la Nación” se ha convertido en un laboratorio fallido de políticas públicas ineficientes.

Un aumento justo en momentos tan justos

Si , es verdad que el horno no está para bollos en la economía actual como para que la ciudadanía de Tlaxcala aplauda un aumento al pasaje, pero siendo sinceros, ningún aumento en tarifas, pagos o impuestos jamás llegará en medio de aplausos, empero, es algo que miles de familias que dependen de este servicio a la comunidad claman desde hace tres años.

La SECTE no ha dicho sí o no a este tema, la propuesta está en la mesa, y más allá de reclamos de la necesidad de un incremento al pasaje que ha sido cantaleta de líderes del gremio como la barba más famosa de Papalotla, lo cierto es que el que se aumente el precio de la parada mínima no sumirá en la pobreza a nadie, no hará millonarios a quienes dedican sus días tras el volante.

Son ya tres años de gasolinazos, aumento en precio de refacciones y demás insumos los que han sido paliados sin un aumento en sus ganancias, y el cinturón que hace unos meses ya estaba apretado, se ha ceñido aún más en los más de cinco mil choferes y sus familias.

El gran problema del estado, y los otros 31 que componen este bello país es la imperiosa necesidad de buscar las tres “B” a todo lo que consumimos, queremos todo bueno, bonito y barato, y la verdad es que en Tlaxcala no estamos tan mal en cuanto a transporte se refiere.

Tenemos una de las mejores coberturas en cuanto a rutas de transporte, además del obligado cambio de unidades con más de diez años de antigüedad, y pese a que la mayoría de las unidades no parecen haber salido de un deshuesadero, como ocurre en otros lugares, el servicio es sumamente criticado, en ocasiones por defectos que los propios usuarios ocasionan.

No pretendo defender a nadie, y también es más que cierto que existen descuidos y abusos de choferes y concesionarios, no podemos pasar por alto los constantes percances viales, pero hay que “ponerse en los zapatos” de quienes día con día llevan el alimento a casa después de llevar a los demás a su destino, y que necesitan el dinero para comprar ese alimento.

Llego la fiesta más grande

Se termina octubre y con el se acaba el horario de verano, se terminan ciclos e inicia la cuenta regresiva para el cierre de año, los aguinaldos y las posadas, y además, da comienzo la fiesta más grande del estado, el escaparate de cultura y tradición que hasta hace unos años fue la cantina más grande del estado.

Es cierto que la Feria de Tlaxcala recuperó gran parte de su esencia familiar, espacios de encuentro entre grandes y pequeños que pueden disfrutar exposiciones y espectáculos sin la acostumbrada pista de obstáculos de alcohol que proliferó por casi una década.

Durante los últimos años, el alcohol no fue el invitado principal en el recinto ferial. Los niños no tuvieron que deambular solos por los pasillos de juegos mecánicos en tanto sus padres se abotagaban de Alipus, al menos no tanto como antes…

El resultado que arrojó las pasadas ediciones dejó un buen sabor de boca, no será tarea fácil superar los más de dos millones de visitantes de 2016, aunque todo indica que se tienen grandes posibilidades de un éxito rotundo.

Tampoco será fácil el que el comisionado de seguridad dé el ancho para igualar a sus predecesores. El recién llegado de unos días de asueto en la unión americana, el campechano Hervé Hurtado ahora sí tendrá que trabajar para mantener el orden en los alrededores y prevenir la oleada de delincuencia y robos que ensombrece a la entidad.

Pese a los dichos, Orlando May supo mantener el orden y La Paz a su paso por la extinta SESP, donde durante el sexenio se registraron cifras mínimas en el robo de automóviles, inclusive algunas en saldo blanco, además de los constantes operativos y alcoholímetros que redujeron las estadísticas de accidentes.

Mismo caso fue el que vivió el célebre cantante aficionado de bares y ex titular de la CES, Oreste Estrada, quien con todo y la pasividad con la que se condujo, entregó buenos números y baja incidencia delictiva en 2016.

Ahora el reto es para el comisionado de la inteligencia policial, el cual pese a su escasa estatura deberá demostrar que finalmente puede aspirar a estar a la altura de un estado que está en franco crecimiento, y que necesita un mando policial que sepa responder al clamor social de poner un freno a la delincuencia