Por Juan Manuel Cambrón Soria

“Sin libertad, la democracia es despotismo; sin democracia, la libertad es una quimera” Octavio Paz

La política suele tener como común denominador el efecto de visibilizar las diferencias. Incluso, hay actores de la arena, que suelen diseñar sus estrategias a partir de buscar la confrontación y la división, es en ese terreno se sienten cómodos y buscan desde ahí obtener beneficios particulares, dicho de otro modo, sacar raja política.

Lo verdaderamente complicado es hacer el proceso inverso; es decir, construir y avanzar a partir de poner por delante las coincidencias, buscando sumas, encuentros, alianzas y puntos de intersección.

Ayer, las dirigencias estatales del PRD, PAN y MC, presentamos en Tlaxcala la formalización de los trabajos para la conformación del Frente Ciudadano por México, que una semana atrás nuestro símil nacional adelantó. Hemos sostenido pláticas entre los participantes, donde la regla esencial ha sido el respeto y la voluntad para avanzar, y debo reconocer, que tanto Carlos Carreón como Refugio Rivas, están poniendo por delante el interés general. Y como seguramente se irá mostrando conforme pasen los días, más actores y sectores se irán incorporando a la mesa de diálogo.

Este esfuerzo inicial, y quiero insistir en ello amable lector, parte de la idea de dar forma y consistencia a una agenda política, de gobierno y legislativa, que le dé materia y sustento al encuentro de estas fuerzas, agenda que procure atender los problemas nacionales y locales, buscando alternativas de solución, y escuchando a todas las voces que permitan consolidar un cambio de régimen en el país; la pretensión es pues, que el programa este ante puesto a la discusión electoral de candidaturas; ese diálogo, que sin duda tendrá darse, deberá ser dejado para un segundo o tercer momento.

Desde mi punto de vista, el Frente tendrá por delante varios retos; el primero de ellos es de tiempo futuro, y es que la agenda, que toca temas trascendentales como combate a la corrupción, disminución de la desigualdad social, replanteamiento integral de las estrategias de seguridad, entre otros, sean llevadas a cabo por un gobierno de coalición, que sean exitosas y que con ello, se contribuya a devolver parte de la credibilidad perdida de los ciudadanos hacia partidos, políticos, candidatos e instituciones.

El segundo reto, de carácter inmediato, será blindarse para que los esquiroles, testaferros, villamelones y anexas, no ganen en su intentona de roer la edificación del Frente, que la mezquindad o lo meramente personal, se entrometa en lo importante.

El tercer reto, es abrirse con determinación, para que diversos sectores que no convergen con los extremos que representan las otras dos alternativas del 2018, vean en el Frente un canal efectivo para el avance democrático del país.

El cuarto reto de tipo operativo, será sin duda la definición del mecanismo para definir a quien abanderará al Frente en la candidatura por la Presidencia de la República; mecanismo que deberá ser transparente, ordenado, aceptado por todos y legitimado en su implementación, para con ello impulsar una candidatura fuerte, consistente y seria, evitado con ello rupturas.

Finalmente, el quinto reto, de carácter organizativo; es que en todos los niveles las estructuras orgánicas de los partidos y las externas a estos, deben contar con canales eficientes de comunicación, que fortalezcan los mensajes y eviten daños colaterales por informaciones falsas.

Hace tres meses el Frente se veía lejano, imposible, impensable; las dudas a su alrededor eran mayores que las certezas; no obstante, va cuajando Des,pa,ci,to; pasito a pasito, poquito a poquito.