Pantalla
1 de septiembre - 2017

Por Edgardo Cabrera

Sin aún amarrar la candidatura y pese a tener tatuado el sello de la traición, Minerva Hernández ya se vio de nuevo en el Senado de la República.

A inicio de semana la diputada federal plurinominal por el Estado de México rindió un “informe” pantalla, ¡sí!, de esos que solamente sirven para la foto y para promocionar sus aspiraciones entre la clase política.

Teniendo a diestra y siniestra a los dirigentes estatal del PAN y PRD, Carlos Carreón y Manuel Cambrón, respectivamente, la ex candidata a la gubernatura presumió una gestión de 90 millones de pesos a favor de municipios de Tlaxcala entre los años 2016 y 2017.

Sin embargo no dijo nada de los cuestionamientos por la aplicación de esos recursos de donde recordamos que una parte se destinó para adoquinar una calle en Tizatlán, la misma donde se ubica una de sus residencias que utiliza como oficinas en tiempos de campaña.

Tampoco habló de los señalamientos en torno a que para aplicar esos 90 millones de pesos les fue impuesta a las autoridades municipales las empresas constructoras que las ejecutarían.

Lo cierto es que más allá de sus cifras alegres y de su kermés disfrazada de informe de labores, Hernández Ramos no quita el dedo del renglón de seguir viviendo a costillas del erario y utilizar de nuevo a los partidos políticos y los pueblos para saciar sus ambiciones para después despojarse de la chaqueta y el arraigo, ya una vez se quitó la del PRD para ponerse la azul, y ya también le dio la espalda a Tlaxcala para irse al Estado de México en pos de ser diputada federal.

¿Qué será diferente hoy?

Masoquistas

Quienes de plano no entienden son los perredistas, tal parece que están desesperados por sumar votos a costa de ser maltratados y humillados.

Lo anterior viene a cuento por seguirle el juego a Minerva Hernández y cobijarla durante su kermés informativa.

Tanto el dirigente Manuel Cambrón como el coordinador parlamentario en el Congreso local, Alberto Amaro, olvidan que la declinación de la entonces candidata a la gubernatura a favor de la panista Adriana Dávila terminó en el mayor ridículo que ha sufrido el Sol Azteca en la entidad.

A escasos días de la elección, la fragilidad de Minerva Hernández frente a las cúpulas del PAN y PRD facilitó el regreso del PRI a la gubernatura con Mariano González Zarur, pero también envió al despeñadero a decenas de candidatos que se quedaron sin la figura de la abanderada a la titularidad del ejecutivo y esa traición nunca se lo perdonarán.

Ahora, años después, de concretarse la coalición PAN-PRD y con una virtual fórmula al senado conformada por el amarillo Alberto Amaro y la azulina Minerva Hernández abrirá heridas del pasado que parecían cicatrizadas y, por anticipado y sin ser pitoniso, advierto que acrecentará la fuga de militantes de ambos partidos hacía Morena y el PRI.