Dilema
2 de agosto - 2017

Por Edgardo Cabrera

Parece que aquellos diputados locales que sueñan con la reelección se quedarán con las ganas, al menos dentro de la bancada del PRI.

Resulta que en los primeros estudios demoscópicos de cara a la elección del 2018, los ciudadanos no están a favor de que los actuales legisladores se mantengan por un periodo más.

El asunto es muy simple, en todas las encuestas de evaluación a las autoridades y representantes populares, la peor calificación se la llevan los diputados, seguidos de los dirigentes partidistas.

Por eso no es raro que al cuestionar sobre la reelección exista la unánime negativa para que se perpetúen un periodo más.

De ahí que dentro del PRI de Marco Mena existen dudas para concederles a los actuales la posibilidad de que busquen competir de nuevo en las elecciones del próximo año.

Cegados

En contraste, dentro del pacto PAN-PRD-PAC que se cocina ya han planteado “respetar” los distritos electorales locales que ganó cada partido en 2016, e incluso mantener a esos mismos diputados como candidatos.

Lo anterior cerraría la posibilidad a cuadros más competitivos o frescos como en el caso de San Pablo del Monte donde nada garantiza que, por ejemplo, Dulce Mastranzo vuelva a repetir la hazaña, considerando que en las primeras encuestas Morena y el PRI se encuentran mejor posicionados en esa zona.

Del lado del PRD y aunque Adrián Xochitemo anda muy movido por un distrito federal, se sabe que su partido lo ve como su opción para la reelección, el problema es que en ninguno de los dos escenarios tiene posibilidades.

En el distrito federal no tiene nada que hacer contra la Morena Lorena Cuéllar, mientras que en el plano local basta salir a su distrito para corroborar el desencanto al representante quien se ha hecho de la vista gorda para tolerar las acusaciones contra el alcalde de su natal Tepeyanco e incluso presumen complicidades entre ambos, no perdamos de vista que Xochitemo fue quien le antecedió al cargo a Bladimir Zainos.

Ni como ayudarles

En eso del 2018, la eterna lucha de grupos al interior del PAN sigue abriendo frentes innecesarios, y así quedó patente al concluir el proceso de reafiliación con una reducción de algo así como el 50 por ciento de sus afiliados.

El pensamiento grupero de: “si no estás conmigo eres mi enemigo”, llevó a la derrota a Acción Nacional en las 2 últimas elecciones por la gubernatura. Parece que no han entendido que repartir el pastel de las candidaturas entre todos les puede dar cohesión y mayores posibilidades de triunfo.

Lo anterior viene a colación por el diputado Juan Carlos Sánchez, mejor conocido como “Saga”, a quien lo han condenado por aparecer en los actos de todos los presidenciales panistas, por apoyar en su momento a Adriana Dávila pero mantener amistad con Aurora Aguilar y hasta por su compadrazgo con Héctor Ortiz.

El asunto es que para el distrito III federal el poderoso empresario constructor es el único que podría ser competitivo frente a la maquinaria estatal, por un lado, y contra el efecto peje que le dará mayor impulso a Lorena Cuéllar.

Sin embargo lo han empezado a bloquear por el simple hecho de no pertenecer a “ningún grupo”, perdiendo de vista que esa orfandad de bloque sería su principal fortaleza ante un eventual frente opositor.