Niños mártires de Tlaxcala serán canonizados el 15 de octubre
20 de abril - 2017

Fuente: Twitter Valentina Alazraki

 

Esta mañana se confirmó que el Papa Francisco canonizará a los niños mártires de Tlaxcala el próximo 15 de octubre con lo que a partir de esa fecha podrán ser considerados santos.

El pasado 23 de marzo el pontífice autorizó la declaración como santos de Antonio, Cristóbal y Juan asesinados “en odio a la fe” entre 1527 y 1529.

Por medio de su cuenta de twitter, la corresponsal de Televisa en el Vaticano, Valentina Alazraki‏, confirmó la fecha de la canonización.

Recordemos que el pontífice aprobó las recomendaciones de un grupo de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, quienes votaron a favor de la canonización de los adolescentes.

La aprobación tuvo lugar durante una audiencia que concedió Jorge Mario Bergoglio al prefecto de esa congregación vaticana, el cardenal Angelo Amato.

Así, el Papa dio luz verde para que los jóvenes indígenas sean elevados al honor de los altares.

Antonio, Cristóbal y Juan son consideradores los primeros mártires de todo el Continente Americano; se convirtieron al cristianismo tras ser evangelizados por los frailes franciscanos y dominicos.

Los misioneros franciscanos llegaron a México-Tenochtitlán en 1524, tres o cuatro años de su muerte, dividiéndose en cuatro regiones: México, Texcoco, Huetzingo y Tlaxcala.

Cristóbal, llamado también con el diminutivo “Cristobalito”, nació en Atlihuetzia (Tlaxcala) entre 1514 y 1515; era el hijo predilecto y heredero del cacique Acxotecatl. Asistió a la escuela de los misioneros franciscanos.

Tras una discusión, el muchacho comenzó a romper los ídolos paganos de su padre y este último urdió un plan para asesinarlo: lo molió a golpes y luego lo tiró a un fuego. Aunque su madre lo salvó, murió unos días después. Todo ocurrió en 1527, Cristóbal tenía 13 años.

Antonio y Juan nacieron entre 1516 y 1517 en Tizatlán (Tlaxcala). Antonio era nieto y heredero de un cacique local, mientras Juan era su servidor; ambos asistían a la escuela de los franciscanos.

Ellos decidieron acompañar a unos frailes en una expedición a Oaxaca, para fungir como intérpretes ante otros indígenas. En Cuauhtinchán, Puebla, fueron atacados por algunos lugareños mientras recogían los ídolos de barro.

Primero golpearon con palos a Juan, quien murió al momento. Antonio fue apaleado hasta perder la vida tras reclamarle a los asesinos. Sus cuerpos fueron tirados en un terreno cerca de Tecalco, pero fueron recuperados y trasferidos a Tepeaca, donde recibieron cristiana sepultura.

Los tres niños mártires de Tlaxcala fueron declarados beatos por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de la Ciudad de México, el 6 de mayo de 1990.