Las Antípodas: Grande entre los grandes
4 de abril - 2017

Por Juan Manuel Cambrón Soria

“En tanto más grande sea el número de actores políticos y de partidos, por razones meramente matemáticas, mayores serán las complejidades de la coalición.” Giovanni Sartori

La muerte del politólogo italiano Giovanni Sartori, conmovió y conmocionó al mundo de la ciencia política. Sartori será para muchos de quienes estudiamos esta hermosa disciplina, un referente intelectual obligado y un ícono insustituible en la ciencia y en la academia.

Para la vida política del país y del mundo entero, la obra y conceptos de Sartori tienen la fabulosa característica de la vigencia, al correr de los años y en la acumulación de lustros, sus disertaciones sobre la democracia, la política, las constituciones y el hombre mismo permanecen perennes en el devenir de la historia. Considero no exagerar si afirmo que hoy las reflexiones del italiano son un faro de luz frente a las tinieblas de la regresión autoritaria, una guía ante las tentaciones del conservadurismo retrógrado y un quinqué que contrasta con el oscurantismo de la derecha neofascista .

En su libro Ingeniería Constitucional Comparada (FCE), Sartori argumenta en torno a la importancia que tiene dentro del sistema político la existencia de constituciones fuertes, que acentúen su relevancia en la división entre los poderes del estado, que integre los mecanismos necesarios para garantizar la transición del poder; y lo más importante que, en el ejercicio del gobierno, el gobierno funcione bien. Para ello, Sartori utiliza el concepto de “incentivos y castigos” (basado en Jerremy Bentham) como el mecanismo que permite que el sistema funcione y mantenga a raya a quienes hagan intentonas por desvirtuar su cauce, refiere que la arquitectura constitucional debe estar entramada de tal manera que garantice que la democracia con sus principios adyacentes prevalezca, que procure la deconstrucción de resquicios autoritarios y que impida que bajo ninguna circunstancia se enquisten gérmenes de dictadura, dogmas religiosos o extremismos de derecha o de izquierda.

Para avanzar hacia una Carta Magna que no sea solo entelequia o buenos deseos, y que por el contrario se convierta en reflejo de realidad, dice el Profesor Sartori que se requieren reformas a las constituciones, y que esas reformas deben tener una orientación clara del rumbo que se pretende dentro del sistema político; sin embargo, el principal problema es que “dichas reformas son impulsadas por personas muy incompetentes”.

Algo así ha ocurrido en los recientes años en Tlaxcala. Nuestra constitución ha sufrido reformas locales con claros tintes de estancamiento democrático, de retroceso autoritario. Pareciera que cada reforma impulsada por la legislatura anterior (lamentablemente algunas avaladas por diputados de mi partido) estaban claramente orientada a fortalecer al Poder Ejecutivo y debilitar sistemáticamente a los otros dos.

El tema recientemente discutido en la Cámara de Diputados Local sobre la contra reforma al artículo 299 del Código Financiero, impulsada por la bancada del PRD y presentada por el Coordinador del Grupo Parlamentario Alberto Amaro, iba precisamente en el sentido de devolverle fuerza, independencia y protagonismo al Poder Legislativo; poder que le fue disminuido gota a gota en la anterior legislatura en contubernio con quien decidía en Palacio de Gobierno.

No se trataba de un asunto de asignaciones presupuestales o de distribución de excedentes, sino de responsabilidades políticas y públicas en la relación entre poderes; es decir, la pretensión es contribuir a un entramado constitucional que promueva equilibrios. Sin embargo, se remó contracorriente, porque la actitud mayoritaria del legislador fue sesgar hacia un lado, mantener bajo un manto legal el exceso de fuerza en un poder y promover las facultades metaconstitucionales del Ejecutivo.

Es así que, mientras el país trata (o trató) de avanzar para debilitar el sistema presidencial tratando de acercarlo a un esquema parlamentario, en Tlaxcala hicimos cambios en reversa fortaleciendo a quien despacha en el No. 3 de la Plaza de la Constitución. Si el profesor Sartori se enterara que en Tlaxcala sus conceptos sobre “Teoría de la Democracia” los hemos leído con el libro al revés, seguramente se apenaría con vergüenza ajena.

La cuenta

Esta semana tristemente se acumula el ataque a un profesor en la UPT; y un sin número de robo de autos y a transportes de carga en la entidad, donde Tlaxcala ya es 3º en incidencia a nivel nacional con un incremento por encima del 40%. Llevamos 22 hechos violentos sin respuesta ¿hasta cuándo?