El tlecuile: Bla, bla, bla
13 de febrero - 2017

Por José María Paz

El caso más patético es el de la SECTE. Su titular Noé Rodríguez Roldán anuncia con bombo y platillo que va a hacer parte de su trabajo. ¿Porqué buscar reflector o aplauso por algo que nada tiene de extraordinario?

Lo deseable sería ver a Rodríguez Roldán solucionando el desastre de anarquía y corrupción de las combis en Apizaco o poniendo en orden a los camiones y microbuses del monopolio de ATAH; por cierto ¿Cuántos muertos llevan este año?

O ¿Qué tal si para variar, ejerce las facultades de su cargo y transparenta las tarifas de los taxis en el estado, o se ocupa en agilizar los trámites en las delegaciones de la SECTE?

No puede ser que se aviente la puntada de firmar un convenio para arreglar semáforos o hacer válido el descuento obligatorio que deben hacer las líneas de transporte a los estudiantes. Patético.

¿Qué espera para ponerse a trabajar secretario?

En el Gobierno Federal no se quedan atrás, como botón de muestra; en CONAGUA difunden que son una oficina “Libre de discriminación” Eso está en la constitución y es una obligación; no una graciosa concesión ni logro de una oficina.

Mientras tanto, en los cauces de barrancas, ríos y las zonas federales A SU CARGO la gente hace lo que quiere y cuando quiere porque Epifanio Gómez Tapia un gris burócrata que despacha como delegado no sabe ni en donde está parado.

¿METER REVERSA?

Desesperados por la pérdida de simpatías, la fracción (fracionada) del PRD  presentó iniciativa para regresar voto a presidentes de comunidad.

Fue el ex gobernador José Antonio Álvarez Lima el que sintiéndose paladín de la democracia, no solo instauró las presidencias de comunidad sino que incrementó el número de municipios y cedió a cuanta presión tuvo enfrente a cambio de prebendas, posiciones y dinero.

¡Que fácil heredar problemas de un plumazo!

Para empezar, la figura de “presidencia de comunidad” NO existe en la constitución. La pasada legislatura tuvo el acierto de eliminarle el voto y el cobro porque se habían convertido en un mini coto de poder, que no servía de nada y que era un dolor de cabeza para los alcaldes a quienes extorsionaban constantemente.

Sería lamentable ir en retroceso. Los tiempos exigen menos burocracia.