Tolerancia es respeto
23 de enero - 2017

Por Ranulfo Rojas Bretón

A propósito de la unión civil que se realizó en las oficinas de la CEDH de Tlaxcala entre dos hombres y que recibió mucha cobertura mediática, no han faltado las voces a favor y en contra. Cosa que es normal porque en una sociedad plural tal y como la formamos actualmente, se vale poder expresar sus propios puntos de vista. Y, por supuesto, respetar los diversos puntos de vista. Puede ser que no se comulgue con algunos pero eso no me da el derecho de sentirme ofendido por quienes piensan distinto u ofender a quienes piensan de manera diferente a la mía.

Lamentablemente seguimos viviendo posturas intolerantes y con el “boom” de las redes sociales, especialmente facebook, si alguien expresa puntos diversos inmediatamente se le ataca, a veces sin detenerse a leer o escuchar las posturas expuestas. La máxima de Voltaire debe volver a proponerse: “puedo estar en contra de usted, pero daría mi vida con tal de que pueda expresarla”.

Se habla mucho de tolerancia y de respeto, de una cultura de la diversidad y de la libertad de expresión, pero qué difícil es respetar o tolerar a quien piensa distinto a mí, o a quien expresa posturas diversas.

El camino que personas de la llamada comunidad Lésbico, gay, transgénero, trasvesti, e intersexual para el reconocimiento de derechos en las legislaciones de los países ha sido muy largo por razones ligadas a la intolerancia de muchas personas, pero también los grupos minoritarios como ésta llamada comunidad LGTTI en algunos casos, también ha mostrado intolerancia y si alguien no está de acuerdo con sus posturas es agredido en nombre del respeto a sus luchas.

La llamada tolerancia como “valor” de la democracia o mejor dicho, como valor del desarrollo cultural del mundo, aún tiene un camino largo que recorrer. No se trata de que tengamos un modo de pensar uniforme sino de pensar cada uno de acuerdo a sus convicciones respetando siempre el pensamiento del otro y no agredir ni verbal, ni físicamente a quien no piensa como uno.

No faltan quienes quieren ver en posturas de grupos y organizaciones que no comparten sus principios en enemigos y atacan cualquier afirmación como si de una batalla se tratara.

En el caso de la postura de la iglesia católica respecto a temas como las uniones homosexuales, la adopción por parejas del mismo sexo, de la eutanasia, el aborto, etc., se debe recordar que son posturas de una institución y pueden ser compatibles con el modo de pensar de muchos y pueden ser aceptadas o rechazadas, a fin de cuentas es doctrina de quien quiere profesarla. Lo mismo se puede decir del Islam o del Judaísmo o Shintoísmo o Budismo. Cualquier grupo religioso o social, puede expresar sus doctrinas y en una sociedad tolerante se puede escuchar y asentir o disentir, pero generar animadversión o agresión verbal o física muestra el grado de intolerancia que aun padecemos culturalmente.

Personalmente respeto a las personas con preferencias homosexuales y socialmente respeto sus esfuerzos de lucha por los que ellos creen sus derechos. En algunos de ellos asiento, en otros disiento y me gustaría que también respetaran mis valores y principios. Hay personas con preferencias homosexuales que profesan la fe católica que si bien en muchas ocasiones recibieron discriminación, en la doctrina de la Iglesia no se les discrimina, ni sataniza o condena. Lamentablemente la doctrina es poco conocida y no falta quienes sí lo hacen, especialmente porque nuestra cultura aún es intolerante de hecho.