Año 2017: El reto
2 de enero - 2017

Por Ranulfo Rojas Bretón

Ya comenzamos el año 2017 y vaya que pinta complicado, eso todos lo dicen, hay aumentos de precios al combustible y todos sabemos que eso traerá consecuencias en lo económico. Las decisiones del gobierno por los famosos “gasolinazos” está haciendo que todos andemos molestos y decepcionados. Hay tensión en la sociedad y una gran decepción y enojo especialmente contra los políticos. Así que las nuevas autoridades tendrán que cargar con el paquete de los gobiernos pasados. Algunos, tal vez, no tengan la culpa pero la gente no busca quién la hizo sino quien la pague.

Podemos pasar el año cargando amarguras, corajes y estar con el ánimo de enojo o caer en la decepción y sentir que ya no vale nada la pena. Pero podemos ver el año 2017 como un año de retos, Todos nosotros, debemos tener otra mirada de cara al futuro inmediato. Aquella mirada que nos pedía el hoy santo Juan Pablo II en “novo millenio ineunte” “mirar al futuro con esperanza”. Hoy más que nunca debemos mirar al futuro con esperanza, con la esperanza de que las cosas pueden ser mejores, con la esperanzar de que se puede construir, de que no podemos abandonar el barco, que debemos reforzar nuestras convicciones de fe y trabajar mucho más para lograr seguir adelante.

El año 2017 nos exige hacer algo más de lo que ya estamos haciendo, nos exige no dejarnos vencer. El Papa Francisco hace un año en Morelia nos decía “no se dejen caer en la resignación”, no pensemos que las cosas son así, que ya no se puede hacer nada. No nos debemos resignar, siempre hay una posibilidad y mientras haya vida hay esperanza, mientras Dios nos permita seguir en este mundo, siempre hay algo que podamos hacer. Siempre hay una luz que se puede encender, siempre hay un fuego que puede darnos calor.

Lo peor que podemos pensar es decir: “el último que salga que apague la luz y que cierre la puerta” o “esto ya valió”. No, aún no, aún hay niños, adolescentes y jóvenes por los que hay que luchar. Recuerdo que preguntando a algunos japoneses sobre cuál fue su motivación o cómo le hicieron para levantarse después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki y la derrota en la segunda guerra mundial, comentaban: “cuando vimos todo destruido nos asoló la desesperanza, todo estaba perdido, el Emperador a quien considerábamos la divinidad personificada anunció la derrota y hubo muchísimos que se hicieron el harakiri, creímos que no había nada que hacer. Entonces mirando la destrucción causada por las bombas en los escombros vimos a los niños jugando. Ahí fue cuando nos dimos cuenta que no podíamos quedarnos sentados llorando, que debíamos reconstruir todo para que esos niños tuvieran un mundo diferente y comenzamos la reconstrucción”. Japón en pocos años volvió a ser un país poderoso como lo es ahora, ellos se levantaron de algo que parecía imposible. La anécdota puede ser de ayuda para que quienes creemos en Dios, renovemos la esperanza y nos convenzamos de que no todo está perdido, de que podemos lograr que las cosas sean diferente si unimos nuestras y nos ponemos a trabajar en todos los ámbitos de nuestra realidad.

El 2017 ofrecerá retos nuevos, y debemos responder con actitudes nuevas, con comportamientos nuevos. Debemos comenzar por renovarnos internamente y darle buena cara al mal tiempo. Volver a sonreír, afianzarnos en la alegría de vivir, saber que si estamos vivos, se nos está dando una nueva oportunidad y que si no somos nosotros los que lo hagamos, quiénes lo harán y si no lo hacemos hoy cuándo. Dios nos dará la fuerza y nos concederá lo necesario para seguir construyendo un mundo más humano y más hermano.