Por Gerardo E. Orta Aguilar

Algunos medios especializados han observado en el potosino Fermín Rivera a un torero que puede marcar época en la tauromaquia en México, sin embargo, el serio matador mexicano aún no logra dar ese salto que lo coloque en la cima del escalafón en nuestro país.

Ciertamente Fermín Rivera ha empujado desde hace ya varias temporadas con sólidos argumentos, con base en su elegancia, en su toreo formal, bien estructurado y sobre todo, inconmensurable.

El domingo 27 de noviembre se presentó en la Plaza México ante una paupérrima entrada. Lamentablemente la estrategia publicitaria del siempre exitoso dos por uno, no surtió efectos entre la afición capitalina, ni la de provincia.

Aquella tarde Fermín Rivera cimbró –otra vez-, los cimientos de la plaza más importante del país. Lo mismo por naturales que con derechazos, así como con su capote siempre vueltas moradas. El potosino evidenció que está para cosas grandes y que en él se cumple la máxima premisa acuñada por el español Juan Belmonte: “Se torea como se es”.

En el torero de prosapia y dinastía se justifica plenamente esa condición. Pisa el ruedo y no se transforma como otros lo hacen, el sigue siendo el mismo dentro y fuera de la plaza. Es serio, rara vez esboza una sonrisa, pero cuando lo hace, es porque se sabe dominador de la escena.

La asignatura pendiente para el sobrino de Curro es, sin duda, confirmar la alternativa en España y hacer temporada allende los mares. Quizás volviendo del viejo continente seamos testigos de un torero consagrado que, de la mano con una administración influyente, se convierta en primerísima figura del toreo en México.

Mentideros

Cuentan en los mentideros taurinos que se está cocinando un cartel para el próximo año en Tlaxcala, se habla de dos toreros a pie y un rejoneador. Aún no conocemos a detalle el cartel y la fecha que, quizá sea los primeros días de enero, aunque podemos advertir a dos coletas tlaxcaltecas, uno por cierto, muy amigo de la nueva presidenta municipal de Tlaxcala capital.