No te detengas
15 de agosto - 2016

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Por Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Cuando en la vida encuentres días de oscuridad, cuando parece que no hay luz al final del túnel o ni siquiera sabes si estás en un túnel, tienes dos opciones: o te detienes o avanzas. Muchos en la historia nos han mostrado que sus miedos los paralizaron, otros no supieron cómo salir de sus problemas, pero afortunadamente siempre ha habido gente que nos enseña que pase lo que pase, no está permitido detenerse, que la única opción es avanzar.

Cuando en la montaña lo único que veas son los árboles y no alcances a ver nada más, si estás ascendiendo, no te detengas, sigue hacia arriba, llegará el momento de ver con claridad todo lo que has avanzado y mirarás maravillado hacia el valle, ahí están todas tus penurias, todos tus trabajos y tus esfuerzos y sonreirás porque comprenderás que siempre, pase lo que pase, los esfuerzos, los sacrificios tienen una recompensa.

Pensarás con justa razón a qué vienen estas reflexiones, y por supuesto que parte de la explicación es lo que he tenido la oportunidad de vivir a propósito de las fiestas de Huamantla. He visto grupos de gente organizándose para elaborar alfombras hermosísimas en diversos materiales, han pasado horas de diseño, de armar moldes, de crear formas y llegado el día, dedicar toda una noche a confeccionar alfombras que durarán apenas unas horas, pero ver la satisfacción de haber logrado algo, de poder superar los obstáculos y todas las dificultades que se les han presentado, todo eso, simplemente se refleja en un rostro sonriente y la expresión: Valió la pena.

He visto a charros preparándose para sus presentaciones, a corredores preparando sus autos, a grupos e institutos preparando sus carros alegóricos, sus ensambles de baile, he visto vecinos organizando sus adornos y tapetes y comerciantes preparando sus productos. Todos ellos con la esperanza de lograr sus metas sean cuales sean.

He oído historias de las tradiciones contadas con tanta pasión y emoción que de pronto uno se transporta al pasado y revive cada paso de aquellas proezas de tanta gente, muchas de ellas anónimas pero que en su tiempo ayudaron a construir lo que hoy es una historia, una tradición, una cultura.

De todos ellos he aprendido que cuando alguien se propone algo, simplemente no hay que detenerse, hay que seguir, lo qué pase después, no tiene mucha importancia, yo creo que nadie de ellos pensó en fundar una tradición, en hacer historia, simplemente hicieron lo que tenían en su corazón, lo que en ese momento les inspiraba el espíritu y al paso del tiempo todo ello se convirtió en tradición.

He visto la hermosura del vestido y manto de la Virgen confeccionado por mujeres que hoy innovaron con hilo de plata de colores y crearon una maravilla impresionante, he visto matadores de toros viviendo al máximo la pasión y la adrenalina, lo mismo que corredores de autos, cada uno de ellos y ellas poniendo el corazón en lo que hacen, en lo que viven, cada uno dejando salir el espíritu y gozando con su obra y hazaña.

También he lamentado la muerte del Güero Álvaro y el dolor de Lupita y sus hijos Emiliano y Álvaro, así como el dolor de Doña Boli. Lamento que gente como él se nos adelante, porque aún quedan los recuerdos de las batallas deportivas que juntos vivimos en una cancha y se mantiene el reconocimiento a alguien que dejó todo y no se quedó con nada cuando de luchar deportivamente se trataba, de un hombre generoso y bien intencionado que jamás se detuvo, que siempre luchó y siempre fue para adelante, que no le gustaba perder ni se conformaba con el empate. Lo cierto es que ya muchos guerreros se nos adelantaron y con ellos hemos aprendido que jamás, pero jamás hay que detenerse.