Desarrollo para todos.- tercer acto
29 de junio - 2016

mauricio_olaiz

Por Mauricio Hernández Olaiz

Aunque estamos ya muy cerca de que se cierre el telón del sexenio del contador González, todavía le queda un largo trecho a este tercer acto de un gobierno que prometió el desarrollo para todos.

Dejando de lado los dos actos anteriores de esta entre tragicomedia melodramática con espacios de musical (a Bárbaros utilizaron todos los géneros), de los cuáles ya mucha tinta ha corrido, concentrémonos en el cierre, en el clímax del marianismo, en ese momento en donde se definirá el conflicto, o en este caso, se mantendrá como herencia a su sucesor Marco A. Mena.

Para casi todos es conocido que el último año en el gobierno es donde todo se relaja, los recursos se guardan, las obras se acaban y la dialéctica política se incrementa, es el conocido como el año de Hidalgo. Se le dice así porque tradicionalmente en los gobiernos priistas, y en la de los panistas también, el último año de un mandato los funcionarios se dedican a robar todo lo que pueden, inventan obras, inflan gastos presupuestales, se inventan bonos, alteran licitaciones, se otorgan concesiones de todo tipo a amigos y familiares, en fin lo que hicieron todo el tiempo pero con más descaro.

Y se dice que estamos en el año de Hidalgo porque Chin… a su madre el que deje algo.

Pero además es generalmente en el último año donde, el otrora poderoso gobernador, comienza a perder presencia, importancia, carácter y poder, para cederlo al que tendrá la complicada encomienda de sucederle en la silla.

Es por ello que muchos de los amarres se van soltando, para poder asirse a la nueva bita de ese puerto que ya tiene nuevo comandante. Por lo anterior es que el ejecutivo en turno comienza a perder el control de muchos de los casos, debido a que la incompetencia de los colaboradores es más evidente o a ellos ya también no les importa demasiado.

Con la fuerza del recién llegado, con el poder del gobierno en las manos, el contador tomó decisiones a diestra y siniestra, corrió gente, cerró dependencias, clausuró obras, canceló patentes, retiró libros, se enemistó con unos, se amigó con otros, encumbró a unos, a otros los olvidó, confió demasiado y no todos le respondieron, al final del 3er acto, como en toda obra política, ciertas decisiones tienden a revertirse.

Una de las áreas que siempre fue un dolor de cabeza para fue sin duda la jurídica, muchas decisiones tomadas, no necesariamente al amparo de la ley, se le han venido revirtiendo, varias de ellas con derrotas en los tribunales muy sonados, como los casos de la Plaza Bicentenario, la Central de Abasto y por supuesto las patentes de los 16 notarios nombrados al término del sexenio Orticista, hoy con esta decisión de tener que regresarle los libros se comprueba que todo poder conforme se acaba la obra pierde credibilidad e influencia, es el clímax y el desenlace anunciado de toda mala representación gubernamental.

Sabido es que en este sexenio se gastaron enormes cantidades de dinero para ganar los juicios arriba mencionados, se contrataron despachos de abogados de pipa y guante, como el del propio Mariano Palacios Alcocer, ex dirigente nacional del PRI, o el del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos pese a ello las derrotas han llegado como en cascada, como una muestra de que pese a las influencias, la ley tarde o temprano se impone.

En el caso de los nuevos notarios la revocación de la sentencia por parte de un tribunal federal, muestra que el trabajo jurídico del equipo en el gobierno no pudo, pese a todas las facilidades, vencer a un pequeño grupo de destacados y empecinados abogados; encabezados Por José Francisco Arroyo Hernández, en hacer valer la ley y la justicia por encima de todo. No fue algo que tomara unos días, fueron años de litigios constantes, escritos, deliberaciones, consultas a la ley, finalmente se obtuvo el anhelado triunfo.

Algunos han querido descalificar el triunfo con base a que fue un tecnicismo lo que llevó a revocar la sentencia, efectivamente, pero se necesita de un ojo experto y comprometido para encontrarlo, finalmente la parte acusadora la pasó por alto y por más que quiso encubrirla y enmendar la plana Arroyo, abogado oriundo de Tlaxco y cía ya tenían la vía para propinarle otro descalabro jurídico al Marianismo.

Se dice que los intereses de poder jugaron en ambos lados, que solo un abogado no podría ganar este escabroso caso, probablemente, pero eso no le resta méritos a aquel que desde un principio confió en que podía ganar la batalla. Para que Tom Brady se adjudicara su tercer título del jugador más valioso del Súper bowl requirió de Julian Edelman, quién atrapó nueve pases para 109 yardas y un touchdown, de Shane Vereen con 11 atrapadas más para 64 yardas, de Danny JoséAmendola, Rob Gronkowski y Brandon LaFell , pero al final Brady impuso marca de pases completos, yardas y con ello llevó a sus Pats a obtener su cuarto Lombardi, es decir, el trabajo en equipo en este tipo de casos es obligado, pero eso no le quita el liderazgo y el protagonismo a su principal figura, llámese Brady o Arroyo.

El golpe asestado apenas esta semana al gobernador en su lucha contra los OrtiNotarios, cuando el consejo de la Judicatura federal reconoció que los Magistrados Othón Ríos Flores (Muy amigo de Mariano) y Justino Gallegos mostraron poca ética y profesionalismo en su hacer jurídico en la clausura de las 16 patentes notariales, solo deja de manifiesto que los favores hechos al ejecutivo tan solo sirvieron para que el Contador González se desembarazara en su sexenio de la molestia herencia Orticista de las patentes, pero al final deberá regresar los libros o bien dejarle a Mena esa dolorosa tarea; claro está, que con ese tiempo los afectados pedirán daños y perjuicios, otro golpe al erario estatal que no a la bolsa del Contador González que bien sabe deja en números rojos, pero asegura una muy tersa entrega-recepción.

Pero así como en lo jurídico el sexenio del contable ha tenido duros descalabros, otras áreas también se han visto seriamente afectadas en esta obra del desarrollo para todos que ha contado con un protagonista terco y sordo, pero también vale decir que muchos de sus colaboradores no estuvieron a la altura de lo que él esperaba.

En esta obra en tres actos no todo ha sido malo, que caray si así fuera, sin duda hubo logros, avances significativos, no tan grandes como lo presumen, pero al final cierto crecimiento, una mezcla de errores – aciertos que algunos definirán como empate técnico del sexenio marianista. El problema es que mucho se cacareo, se presumió, se habló de obras monumentales como el tren rápido Apizaco – Puebla, cosas como esa que nunca se gestaron, por ello con el cercano ocaso de esta obra, podemos afirmar que Desarrollo si hubo….pero no para todos.