Cuando están por concluir su gestión ninguno de los ayuntamientos está preocupado gracias a sus antecesores que les enseñaron la ruta de la impunidad. Nos enteramos que los Temoltzin libran una más de sus batallas por la disputa de la herencia, la alberca capitalina en el centro de la disputa. Y las dirigencias del PRD le dieron la espalda a Cuéllar en su mitin “informativo”

Por Edgardo Cabrera

Los ex alcaldes encontraron la ruta, simplemente requieren un buen despacho de abogados y sentarse a esperar a que se desahoguen todas las etapas de un largo proceso judicial para librar cualquier responsabilidad en la mala aplicación y administración de recursos públicos.

El caso más reciente es el del panista Raúl Cervantes López a quien le fue reprobada su cuenta pública por presuntas irregularidades en el gasto público del 2008, entre ellas un supuesto desorden financiero al detectar nepotismo, atraso en el pago de impuestos fiscales, gastos indebidos, entre otros.

Ocho años después el TSJE lo absolvió de cualquier responsabilidad.

Pero ese no es el único caso están, por ejemplo, el ex alcalde de Apizaco, Alex Ortiz y de su tesorero Gregorio Cervantes quienes ahora gozan no solo de ninguna sanción por las presuntas anomalías denunciadas (entre ellos mismos), sino que tienen el descaro de buscar regresar al poder.

Tampoco podemos olvidar a José Rodríguez Muñoz, ex alcalde de Contla, quien desde un principio se amparó contra la reprobación de su cuenta y de las supuestas denuncias presentadas en su contra, ninguna prosperó.

Y la lista de los impunes es larga, ahí están también el ex de Huamantla Carlos Ixtlapale y el de la capital Pedro Pérez, los priístas fueron protagonistas no sólo del escarnio popular, sino del político, sus sucesores los acusaron de múltiples anomalías que les heredaron pero al final todo quedó sólo en eso, en acusaciones sin efectos jurídicos.

Ahora entendemos porqué cuando están por concluir su gestión los 60 ayuntamientos ninguno está preocupado, con todo y que serán relevados por partidos antagónicos. Saben muy bien cuál es la ruta de la impunidad.

Como dijera Pompín…

En el caso de la alberca capitalina, nos enteramos que la familia Temoltzin libra una más de sus batallas internas por la disputa de la herencia.

Y es que hermanos y medio hermanos no terminan por ponerse de acuerdo a quién supuestamente le pertenece el predio en el que se asentó la infraestructura del complejo deportivo construido por la administración del panista Adolfo Escobar.

Si bien uno de ellos aprovechó sus influencias para interponer un juicio contra la comuna, sus medio hermanos la emprendieron en su contra por exhibir una escritura de dudosa procedencia, ahora sí, como dijera aquel cómico mexicano: ¡qué bonita familia…!

Pero además de los anteriores, salieron otros dos supuestos dueños que reclaman la propiedad del predio, uno de ellos fue a quien la comuna le compró el terreno.

Si bien el litigio sigue y pinta para largo, en el ayuntamiento capitalino nos aseguran que no existe posibilidad de que los particulares le quiten al municipio un bien que es considerado de beneficio público por lo que la próxima administración que encabezará la priísta Anabell Ávalos no tiene nada de qué preocuparse, ¿será?…

Desaire

Las dirigencias del PRD reaccionaron ante los embates en su contra que ha realizado su ex candidata (por debajo del agua), por lo que la dejaron sola en su mitin “informativo” realizado en la capital del estado.

A excepción del diputado electo por la vía plurinominal Alberto Amaro, fue evidente el desaire del comité estatal del Sol Azteca y de los líderes de las tribus que en su momento le dieron el respaldo para alcanzar la candidatura y a los cuales –recordamos- presumió como grandes adhesiones a su causa.

Cuéllar tuvo que resignarse con salir flanqueada por los mismos que la condujeron a la derrota y que son, al final del día, los únicos culpables de no tener en su poder el cien por ciento de las actas de la jornada del pasado 5 de junio y, por tanto, de carecer de las pruebas para acusar fraude o para asegurar que triunfó.

No hay que perder de vista quién era el coordinador de la campaña y a quiénes relegó.

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