Prostitución y censura
3 de mayo - 2016

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Homero Meneses H.

La semana pasada leí la columna de Juan Ramón Nava, reconocido periodista y director del medio digital Línea de Contraste. Me llamó la atención el título que uso: “Prensa Prostituida” , pero captaron más mi atención sus argumentos de autocensura, narró la forma en que otro reconocido periodista Fabián Robles reconocía que todos los periodistas tienen cola que les pisen, pero que algunos aún pueden cargarla y otros ya no.

Juan Ramón retomando a Gabo, escribió “hoy, cualquiera se dice ser experto en manejo de crisis, cualquiera se dice ser consultor de prensa, cualquiera se dice ser analista, cualquiera se dice ser vocero, cualquiera se dice ser columnista, cualquiera se dice ser de todo, hasta periodista”, y siguió refiriéndose a quienes hoy ejercen la labor periodística en Tlaxcala “… las dádivas de 300, 500 y hasta mil pesos mensuales parecen imponerse más…”

El gremio periodístico ciertamente está en crisis en Tlaxcala, es casi imposible encontrar a un periodista que lo sea.

En ese contexto, leí la columna de Víctor Hernández Tamayo, le llamó “Censura” y paradójicamente fue publicada el mismo día que la columna de Juan Ramón Nava. El contraste es increíble y pertinentemente revelador. Juan Ramón se refirió a un ejercicio de autocensura por la época electoral, habría preferido guardar sus opiniones antes que fallar al oficio que respeta y ejerce; Víctor, uso el concepto de censura para acusar al equipo de la candidata del PRD de boicotear su portal periodístico, asegura que el ataque cibernético se operó desde el equipo de Lorena Cuéllar, pero no exhibió ninguna evidencia de ello, en cambio se apresuró a “prevenir” a sus lectores de lo que pasaría si un gobierno “intolerante” a la critica llegase al poder, se quejó de los adjetivos que en redes sociales circulan y que lo tachan de “vendido, priista, panista, chayotero, comprado”, después dijo que estaban dispuestos a debatir contenidos, pero que lo único que se da es la descalificación. Lo hizo justamente descalificando sin prueba alguna y sin que se conozca que haya interpuesto alguna denuncia por el ataque a la libertad de expresión.

Me parece que hay dos versiones del periodismo tlaxcalteca, una que incluso optó por la autocensura por el respeto a la profesión periodística y otra que usa la censura como escudo de intereses claramente ajenos al periodismo.

Quizá mis dos lectores tengan una definición respetuosa de las dos posturas. Yo la tengo, me parece que Víctor Hernández Tamayo, en su afán de negociar con el poder perjudica a todo su gremio y que Juan Ramón Nava, en su necesidad de explicar lo que pasa encuentra una prensa prostituida.

Pero soy optimista, espero que esta campaña y el resto de los tiempos aún se pueda dar un debate de contenidos, Tlaxcala lo merece y por fortuna hay muchos medios electrónicos, inmersos y la redes sociales para acceder a cada vez más ideas y forjar la propia.

De por ahí…

Inician las campañas diputaciones y presidentes municipales, hay que exigir a todos los candidatos que comprometan sistemas municipales anticorrupción con mecanismos claros y pertinentes.

Twitter@HomeroMeneses