Discriminación Homosexual. Parte II
6 de julio - 2015

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Eso de la “discriminación” hoy tan de moda, creo que se ha malentendido, o la están malentendiendo. Yo no puedo sentirme discriminado por no poder volar como las aves, o sentirme discriminado por no poder correr tan rápido como una liebre, o sentirme discriminado por no poder vivir bajo el agua como un pez. Todo eso es propio de una naturaleza, esto no tiene que ver con religión, simplemente la naturaleza del hombre es diferente a la de las aves, o las liebres o los peces, no tiene nada de discriminación. Lo mismo pasa respecto a las diferencias entre un hombre y una mujer, no puede sentirse discriminado el hombre porque no puede concebir, ni gestar en su vientre una nueva vida humana, ni tampoco una mujer podría sentirse discriminada por no poder producir espermatozoides, debemos entenderlo: son diferencias propias de la naturaleza del hombre y de la mujer y eso no tiene nada de discriminación. El hombre por su misma naturaleza no puede ser madre y la mujer por su misma naturaleza no puede engendrar. Más aún, las diferencias físicas en la morfología del hombre y la mujer son total y radicalmente diferentes. El hombre es hombre desde la punta del cabello hasta la uña del dedo gordo del pie y la mujer es mujer de igual manera. De hecho, los criminólogos pueden, a partir de un cabello, o de un vello, o una tesitura de la piel, pueden identificar si el sujeto es hombre o es mujer y por supuesto no tiene nada de discriminatorio; pueden, a partir de un pequeño hueso, determinar el sexo del propietario. Lo mismo con cualquier órgano del cuerpo humano. Todo esto, es parte de una misma y única naturaleza que hace total y radicalmente diferentes a un hombre y una mujer y vuelvo a insistir, no tiene nada de discriminación.

La discriminación es un tema meramente social y es verdad que se ha dado en todos los tiempos y de diferentes maneras. También estoy seguro que siempre habrá causas o pseudo razones para intentar justificar una discriminación. En la historia de la humanidad, se ha discriminado por casusas diversas: por el color de la piel, por la lengua, por la constitución física, por la religión, por la formación académica, por la raza, por el país de origen y también es cierto, por la preferencia sexual, especialmente con los “omoios” o iguales, de ahí el término homosexual, pero no es el único caso de discriminación sexual. Lo mismo ha pasado con preferencias sexuales llamadas “aberrantes” como la zoofilia (sexo con animales), la necrofilia (sexo con cadáveres) o prácticas sexuales como “el voyeurismo”, “el fetichismo” y un largo etcétera. La ley o las leyes han intentado establecer un cuadro que permita el desarrollo y la realización de cada persona con su propia naturaleza e identidad. Por eso han sido llamados “derechos fundamentales” o sea caminos “derechos” o “diritto” o “rigth” “recth” “ius” “doxa”, cualquiera que sea la lengua la expresión de “derecho” implica rectitud, lo correcto, lo verdadero, lo conforme, o sea lo que “debe ser” conforme a la naturaleza de las personas. Lo contrario por eso se ha llamado “contra natura”. Por eso, es “contra natura” que un hombre se embarace, o que haya “cruza” de animales con seres humanos”, o sea, no es lo “natural”, “lo inscrito en la naturaleza del ser” y esa realidad no tiene nada de “discriminación”. Muchas ocasiones el marco jurídico o ha sido insuficiente o se ha equivocado, y por eso se ha generado la histórica lucha por los derechos y ha sido tal que ha generado declaraciones incluso a nivel mundial, esto no garantiza que no haya errores o que por ello deje de haber condiciones que limiten o impidan la aplicación y con ello la violación a los derechos. Eso es otro tema, pues la aplicación o respeto a los derechos requiere un esfuerzo más social y en ese campo los pendientes son más amplios. Ya ha habido declaraciones y postulados respecto a los derechos. Por ejemplo, ya se han declarado los derechos de los niños en los que se estipula que el niño tenga un marco que le permita desarrollarse armónicamente. La declaración de los derechos de los niños señala los 8 derechos fundamentales: el derecho a la vida, a la educación, a la alimentación, a la salud, al agua, a la identidad, a la libertad, a la protección.

Así como los niños, los jóvenes tienen también sus derechos, las mujeres tienen también sus derechos, las familias tienen sus derechos, los ancianos tienen sus derechos, los trabajadores tienen sus derechos, los mexicanos tienen sus derechos, los prisioneros tienen sus derechos, los viajeros tienen sus derechos. En fin, hay derechos de todos y en todo ello no hay discriminación y el niño no podría sentirse discriminado porque se le trata como niño y no se le trata como adulto. O el anciano no puede sentirse discriminando porque no se le trata como mujer.

Por todo esto, eso de que la Suprema Corte declare que el matrimonio es entre dos personas y es anticonstitucional el que diga que es entre un hombre y una mujer y que tiene como finalidad la procreación, es un verdadero desconocimiento a la antropología o sea, a la misma naturaleza del hombre, pues para garantizar la plena relación de complementariedad y el respeto a cada uno de los que se unen en matrimonio o sea a los derechos del hombre como hombre y de la mujer como mujer en la relación natural o sea, reclamada por la naturaleza del hombre y de la mujer y que en el paso de los tiempos se ha instituido con el nombre de “matrimonio” tanto en el plano de las religiones como en el de las sociedades. Más aún las sociedades le han llamado “contrato matrimonial” o sea un convenio entre dos personas capaces y hábiles legalmente para la maternidad que incluye la procreación y esto solo puede ser entre un hombre y una mujer. La Corte también ha echado a un lado la misma etimología del término “matrimonio” y lo ha querido identificar como si se tratara de cualquier tipo de relación de conveniencia para cualquier contrato. Por todas estas cosas yo me pregunto ¿Qué se les ocurrirá luego? Señores magistrados, ya entrados en cosas de éstas, ¿Por qué entre “dos personas”? ¿Por qué no entre “tres” o entre “cuatro”? Después en algún momento llegará un magistrado iluminado y dirá que ¿Por qué entre personas? ¿Por qué no entre persona y bestia? Al fin la zoofilia es una práctica de algunos ¿Puede que aleguen hasta discriminación a los animales o a la práctica sexual de tríos o de cuartetos?

Y que quede claro que lo que digo no tiene que ver con el asunto homosexual, que me parece un tema muy aparte. Respeto los gustos sexuales por los “omoios” o iguales, creo que cada uno es libre de que le guste tal o cual práctica mientras no ofenda o dañe a otros. Más aún, creo que se les debe garantizar sus propios derechos y un marco legal de derechos a homosexuales y por ello se debiera realizar un trabajo serio a este respecto para que no hubiese discriminación por razón de sus preferencias, pero el hecho de querer equiparar el matrimonio con las uniones homosexuales, de raíz, es contrario a la antropología y a la naturaleza propia del matrimonio en cuanto marco o capacidad legal para ser madre y, por tanto, se les debiera buscar otro término que no fuese por sí mismo una contradicción y menos un deseo de querer simplemente quedar bien o algo meramente político, como me parece el caso. Respeto la preparación de los magistrados, pero tampoco creo que sean “sabelotodo” y que en todo tengan razón, respecto a este punto creo que están equivocados.