Discriminación Homosexual. Parte I
29 de junio - 2015

ranulforojascolumna23

Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Esta semana llamó la atención por decisiones de la Suprema Corte en México y la Corte de Estados Unidos, ambas dieron la nota y con ello provocaron diversas reacciones. Obvio en el caso de la Corte de Estados Unidos debido a su influencia mundial la nota recorrió el mundo y se convirtió en “viral” “trending topic” como lo llaman los medios. Esto no quita lo hecho por la Suprema Corte y que para nosotros, no deja de ser tema de reflexión y de análisis.

Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México, fallaron a favor de declarar inconstitucional las leyes de los Estados que definen al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, lo cual consideraron discriminatorio para los derechos que garantiza la Constitución a todos sus habitantes.

Y aunque los códigos civiles de los Estados mantengan su definición de matrimonio, las parejas del mismo sexo pueden hacer válida la jurisprudencia de la SCJN a través de un amparo.

La Suprema Corte de Estados Unidos adoptó el viernes una decisión para muchos histórica, al declarar que las parejas del mismo sexo tienen derecho al matrimonio en cualquier lugar del país. Hasta ahora, las parejas gay y lesbianas tenían derecho a casarse sólo en 36 estados y el Distrito de Columbia. La decisión del viernes en la Corte significa que los otros 14 estados en el sur y centro-norte del país deberán anular sus prohibiciones al matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Muy a propósito con estas decisiones, se han desatado una serie de agresiones por parte de personas de preferencias homosexuales en contra de signos y expresiones religiosas, especialmente contra la religión cristiana. Personas que han exigido respeto y que no se les discrimine, de pronto aparecen faltando al respeto a la cruz o con representaciones ofensivas a Cristo que para nosotros los católicos se convierten en hechos que nos ofenden, yo me siento ofendido y expreso mi rechazo a las mismas, no a las personas homosexuales a quienes respeto, sino a quienes han promovido estas expresiones. Me parece que no se puede exigir respeto si uno no es capaz de respetar. Tal vez, intenten señalar a la religión, especialmente a la católica como una impulsora de esa discriminación y estarían muy equivocados al señalar a la religión católica como única responsable, porque la mayoría de las religiones principales tienen expresiones coincidentes, lo mismo las diferentes culturas, así que creo que no es por ahí su lucha y más aún cuando en la iglesia católica se ha expresado el respeto a las personas con preferencias homosexuales, ya el Papa Francisco ha expresado: “si Dios no los juzga yo no tengo por qué juzgarlos”. Yo también respeto sus preferencias y respeto su dignidad de personas, también exijo ese respeto, también sé que hay católicos homosexuales que se han sentido indignados por lo que han visto en muchos medios. Me llama la atención que muchas plumas ante esto, permanezcan calladas, lo que no pasa cuando algunos católicos hacen expresiones homofóbicas entonces si se les van a la yugular y los tratan de discriminadores y faltos de respeto a la dignidad etc., etc., habría que ser parejos y congruentes.

Ante la petición de muchos católicos respecto a puntos de vista sobre el fallo de la suprema Corte, me permito hacer comentarios desde mi reflexión y aun sabiendo que se trata de un tema nada fácil, en razón del interés lo abordo, tratando de ser respetuoso y con la actitud de apertura que la iglesia ha mostrado. Por la necesidad del mismo, el tema será tratado en varias entregas. Y quiero comenzar con algo muy simple y básico como es la etimología del término y la naturaleza presente como fondo e identidad de cada persona. La naturaleza ya indica con sabiduría la razón que perfila todo. No en vano los grandes pensadores han tratado de desentrañar las razones de todo, sus causas y fundamentos. En ello se ha descubierto las llamadas “leyes de la naturaleza” que en la filosofía se ha llamado “ley natural” para explicar los cómo de cada ser. Ahora, respecto al asunto de las Cortes, la de México especialmente por estar aquí y la de los Estados Unidos por su impacto, nos permiten asomarnos al aspecto de lo legal.

Según muchos afirman es un logro en el “camino contra la discriminación”. He leído con atención a varias plumas y la verdad me sorprende porque hablan de “camino a la igualdad”. Igualdad y Discriminación son términos recurrentes a este respecto y los grupos LGBT han insistido en el reconocimiento al matrimonio como parte de sus mismos derechos. Sin duda un tema muy polémico y polarizado. Se tacha a las iglesias, especialmente a la católica de retrograda por no aceptar que las uniones homosexuales se identifiquen con el matrimonio.

Según creo, con el fallo de la Corte en México en contra de las legislaciones que definen al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, fallan en su concepto y no creo que nada tenga de discriminatorio. La misma etimología del término le da su explicación. Matrimonio viene de “mater” que significa madre y “munus” que es una capacidad o “poder” legal. Por tanto, el matrimonio es una capacidad o potestad legal para ser madre, o sea, para ejercer la maternidad. Esa capacidad legal implica la potestad de ejercicio conforme a las leyes que protegen y salvaguardan la misma maternidad, solo una pareja de un hombre y una mujer tienen “potestad natural”, o sea, tienen todo lo que la naturaleza ha dispuesto en sus cuerpos para que un nuevo ser sea concebido, sea gestado y nazca, y la ley, en la institución llamada matrimonio, o sea, con reconocimiento legal los acredita como “capaces”. Por eso, uno de los fines del matrimonio es la procreación, que es también la única posibilidad de la perpetuación de la especie. Otro de los fines del matrimonio es “la ayuda mutua” entendida como la complementariedad que se da entre dos personas de diferente sexo, o sea hombre y mujer. Esto es parte de la misma naturaleza “sexuada” del hombre y la mujer. “Sexuado” significa “dividido” “seccionado”, siempre se ha afirmado que el hombre está necesitado de un complemento y ese complemento es la mujer. Lo mismo pasa con el carácter “sexuado” de la mujer, ella necesita de un complemento y eso es precisamente el hombre, el complemento para la “plenitud” femenina. Así que lo femenino y lo masculino se reclaman necesariamente y su unión genera la “complementariedad”. De ahí los conceptos sociales de “media naranja” o el término religioso “una sola carne”. Esto, obviamente garantiza la procreación. Así ha pasado y seguirá pasando de modo “natural” en los vegetales, en los animales y por supuesto en el “homo sapiens”, la especie llamada “hombre”. Algo que por naturaleza no puede pasar ni puede darse en lo “omoios” y tampoco tiene nada de discriminatorio.

Seguiremos con el tema la próxima semana para completar el artículo. Gracias por seguirme.