Mariano González Zarur
24 de abril - 2015

Por Jorge Alfredo Montes de Oca

Algo bien estará haciendo el Gobierno de MGZ que logró la apertura de cinco nuevas fábricas con la visita de dos secretarios de estado en menos de ocho días.

Al Gobernador le podrán criticar lo que quieran en cuanto a sus formas y estilos pero dudo que alguien se atreva a cuestionarle la efectividad.

Enemigo de garigoleos en el lenguaje y estridencias mediáticas, detesta la bisutería política. Lo han tachado de intolerante y explosivo cuando en realidad, a decir de sus colaboradores, su peor defecto sólo es ser exigente.

La sabiduría popular dice que la paciencia toda alcanza. Y si lo duda, pregúntele a Mariano González Zarur. Esperó y trabajó 24 años para llegar a ser Gobernador.

Está a un año y medio de entregar el Gobierno del estado y recientemente cumplió 40 como funcionario público. No le ha ido mal.

Su carrera siempre ha ido en ascenso; sólo sufrió un descalabro en 2004 cuando Vicente Fox a través de Santiago Creel, envió un costal de dinero para “mover las almas” como dicen los panistas, las conciencias y bolsillos de los consejeros electorales del IET en aquellos tiempos.

La forma de Mariano siempre se ha impuesto. Ahí están los números, sus números. Le dice a las cosas por su nombre, no se anda por las ramas. Eso, eso le gusta a la gente, hasta sus más acérrimos detractores y adversarios le reconocen “en corto” su carácter y firmeza.

Mariano ha visto de todo, ya no se espanta. Desde sus pininos en 1974 como Tesorero General del Estado, dirigente partidista, presidente municipal, diputado federal, senador, candidato al Gobierno del estado y Gobernador ha sido actor central de la historia moderna de Tlaxcala.

Su experiencia es reconocida adentro y afuera. Y la pone en práctica. Sabe y aprovecha la debilidad de aquellos que gozan con victorias chiquitas, efímeras, tenues. Él va a lo grande, a lo que la historia le va a señalar, sabe de las comparaciones que la gente hace en voz baja del antes de él y después de él, disfruta de las victorias sustanciosas, grabadas a fuego de esfuerzo y tesón.

Su fino olfato le ha permitido poseer un sexto sentido político para detectar, medir, acechar, atacar y esperar para lograr. Con ritmo y cadencia se sale con la suya.

Encuadrar a Mariano en los tiempos políticos que marcan a los demás es un error de cálculo, de tiempo y espacio. La responsabilidad que carga al ser el último eslabón de la cadena de jóvenes que allá, a principios de los 70`s formara Don Emilio Sánchez Piedras, nos hace pensar que su legado marcará el rumbo del estado en los próximos años…Al tiempo.

MORRALLA

Las campañas no prenden ni con gasolina. Los candidatos no emocionan, no conectan. El color gris se hace cada vez más denso. Ninguno de los que aspiran se han dado cuenta que la mediocridad es tan marcada, que bastara con que uno saliera con una pizca de ingenio para que pareciera lo más brillante del mundo. Pero nadie le pone el cascabel al gato.