A la Verónica: Decepción ganadera 
5 de abril - 2015

gerardo_toros

La encerrona del sábado pasado resultó una noche de claroscuros para Uriel Moreno El Zapata, que pese a su disposición, terminó visiblemente frustrado por el poco juego que le ofreció el encierro que lidió en la plaza de toros Jorge Aguilar El Ranchero.

Las seis ganaderías anunciadas prometían por la bravura que aún distingue a la cabaña brava de Tlaxcala, sin embargo decepcionó la condición de por lo menos cuatro de ellos.

El último toro de la ganadería De Haro fue el que mayores condiciones para el lucimiento de Uriel ofreció. Sin embargo, no fue un toro de bandera que catapultara al matador a los cuernos de la luna, pese a que algunos despistados pedían el indulto. Hizo bien Uriel en hacer oídos sordos y tirarse a matar.

Aclaro que la subjetividad y la opinión de cada aficionado es determinante al momento de emitir una crítica o comentario, sin embargo, lo que este redactor observó de ese último toro fue falta de fuerza y pelea, ¿calidad en la embestida? Tal vez, pues el cárdeno permitió tandas de muletazos humillando que el torero supo templar.

Sin embargo, Bacanal sólo pasaba sin mayor peligro. No exigió al torero y en varas dio poca pelea pese a que tomó tres puyazos, en dos de ellos se escupió al sentir el castigo.

Con ese último toro, la emoción la ofreció El Zapata por instantes. Uriel trató de sacarse la espina con el cierra plaza pero se quiso comer el mundo en un bocado.

Y es que al observar las condiciones menos desfavorables de ese último toro, el torero buscó emocionar a como diera lugar, sacó todo su repertorio, lo mismo toreó por naturales que por derechazos. Bernardinas con el compás muy abierto desluciendo en su ejecución, pero rematando al toro con una estocada trasera que, no obstante, la gente premió con las dos orejas que el juez concedió.

Dirán algunos que fue el mejor toro del encierro tlaxcalteca, pero, ¿comparado con qué; con los cinco anteriores? Entonces creo que es maximizar las condiciones de un toro que ofreció poco peligro y sobre todo, bravura. Pero insisto, la mejor opinión la tendrá el aficionado que acudió a la plaza.

El toro Santanero de Piedras Negras, primero del encierro, fue dos veces a la vara, dio buena pelea, pero el toro se vino a menos en los dos tercios siguientes; Heredero de Atlanga, fue deslucido, terminó rajado en tablas; Legionario de Rancho Seco, sólo llegó a cumplir con el trámite de la encerrona, pues tampoco ofreció prestaciones a Uriel.

Con Bienvenido de Reyes Huerta, quizás el momento más emotivo fueron los dos puyazos de César Morales que salió a saludar al tercio con su jaca. Con este toro, El Zapata logró cortar una oreja, más por la estocada que por la labor muleteril. A la postre, la oreja fue protestada y el torero ni si quiera salió a dar la vuelta al ruedo.

El toro Teyacanani (Guerrero) de Tenexac, un bonito cárdeno fue corto de fuerza, y peligroso para el torero.

Uriel Moreno El Zapata se mostró decepcionado porque era su noche. Para él, representó la oportunidad de consagrarse como una de las primeras figuras de Tlaxcala, un torero consolidado en los primeros planos de la torería nacional.

Podrá gustar o no su estilo, tiene detractores como cualquier torero, pero el tipo logró llenar la plaza.

Hubo voluntad en todo momento por satisfacer las expectativas de la afición. Estuvo variado con el capote, ejecutó vistosos lances pegado a tablas, y al último lo recibió en los medios. Mandiles, chicuelinas, navarras, brionesas, y medias verónicas emocionaron al tendido.

Colocó banderillas con cinco de sus toros, en donde confirmó que es un torero atleta, variado y vistoso. Clavó al violín, al quiebro, el par monumental, y sendos cuarteos.

En general la asamblea se divirtió. Por disposición y entrega de Uriel no quedó, sin embargo, la materia prima del espectáculo dejó mucho qué desear.

El torero puede estar tranquilo, no necesitó comprobar su figura, pues pese a que sus formas no gusten a un sector de la afición, aún tuvo convocatoria para llenar la plaza y recibir la ovación hasta de los espectadores del segundo tendido de sol, allá junto al campanario del ex convento franciscano.