Desesperación
31 de marzo - 2015

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Invariablemente los diputados pasan del protagonismo a la desesperación: la federal Leonor tuvo el desatino de utilizar símbolos religiosas para promover su imagen y la de su partido; mientras que los locales compraron su Tlatuani, estatuilla que vale lo mismo que una promoción refresquera. Y la inconformidad de fieles de Ayometla manchó la Semana Santa

Por Edgardo Cabrera

Invariablemente dentro de su periodo los diputados evolucionan del protagonismo a la desesperación, y esa máxima la reafirma la panista Leonor Romero quien tuvo el desatino de utilizar símbolos religiosas para promover su imagen y la de su partido.

La diputada se pasó por el arco del triunfo el artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en el marco de la Semana Santa alteró -mediante el photoshop- obras de arte sacro para incrustar su nombre, el logo de su partido y la frase “ciudadanos que movemos a México”.

Dicha acción no sólo coloca al PAN en la antesala de una impugnación, no olvidemos que estamos en pleno proceso electoral, sino que la Iglesia católica está obligada a actuar en contra de la legisladora federal por utilizar y alterar con fines políticos símbolos religiosos, de no hacerlo estarían en el supuesto de consentirlo y por ende de que algún actor político se inconforme.

Tal parece que Leonor Romero se encuentra desesperada por posicionar su imagen y ser recordada, ya que después de dejar el cargo su futuro político inmediato es incierto, lo que incluye su posibilidad de ser alcaldesa capitalina o al menos diputada local.

Protagonistas

Del otro lado se encuentran los que cobran en Allende 31, tan grande es su ego, pero tan pobre su trabajo y resultados que tuvieron que comprar un reconocimiento.

Se trata del devaluado, cuestionado y penoso premio Tlatuani que les costó algo así como 21 mil 500 pesos, de acuerdo con la nota publicada ayer por el diario El Sol de Tlaxcala.

La estatuilla vale lo mismo que cualquier promoción refresquera, de esas que canjean tapa roscas y unos cuantos pesos por un regalo. En el caso de los Tlatuanis basta ser diputado o alcalde y dar una mochada a los organizadores para obtenerlo.

Orgullosos posaron con su figurita Baldemar Cortés Meneses, María de Lourdes Huerta Bretón, Patricia Zenteno Hernández y Ángelo Gutiérrez, quizá nadie les dijo que en lugar presumir les convenía hacer la suerte del avestruz.

Algo debemos reconocer: sus Tlatuanis reflejan la calidad, el nivel y la capacidad de nuestros legisladores, ¡enhorabuena!

Manchada

Además de las torpezas de Leonor Romero, la inconformidad de fieles de Ayometla manchó la conmemoración de la Semana Santa.

El caso no está cerrado como pretendió difundirlo el obispo Francisco Moreno Barrón.

Las acciones legales que se emprendieron desde su investidura en contra de los inconformes con el párroco René Méndez Juárez atizaron el fuego y motivó que las protestas llegaran hasta la sede del obispado en la capital del estado.

Aunque no lo quieran reconocer, Ayometla es un foco rojo para la Iglesia y necesita más que la intervención divina, es cuestión de voluntad, transparencia y rendición de cuentas, algo que parece ser pecado para el clero.

Alternativa

Vale la pena echar un ojo a lo que ocurre en otras entidades con vocación turística, al utilizar edificios ricos en historia o arquitectura para ampliar la gama de destinos para la convivencia social.

Veamos lo que pasa en Durango. Para utilizar edificios históricos para eventos sociales, la Secretaría de Turismo apoya con la gestión para obtener los permisos necesarios a fin de llevar a cabo eventos como cócteles o cenas. Ello incluye los edificios coloniales de su recién remodelado centro histórico, como la antigua estación de ferrocarril, el Museo Guillermo Ceniceros, Hacienda la Ferrería, entre otros.

Para evitar suspicacias el uso del ITC para actividades sociales debe revisarse, incluso como alternativa para captar recursos y destinarlos al mantenimiento del edificio, tal y como han emprendido en otras partes, como el Distrito Federal, donde el Colegio de Vizcaínas o el Colegio de San Ildefonso, son recintos que, por su belleza, resultan ideales para organizar eventos.

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