La Gran Familia
20 de julio - 2014

ranulforojascolumna23

Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Vaya sorpresa al enterarse de todas las noticias que surgieron a raíz del operativo del Estado en el albergue de La Gran Familia, una institución ubicada en Zamora Michoacán. Llama la atención que se presentara un centenar de efectivos federales armados y embozados, así como miembros del ejército, helicópteros, en un operativo que más pareció de seguridad que social, aun cuando también hubo personal del DIF, peritos, psicólogos, paramédicos y de Derechos Humanos.

¿Qué esperaban encontrar las autoridades? ¿Resistencia armada? ¿Presencia de alguno de los cárteles? ¿Aprehender a algunos de los capos como “La Tuta”? Realmente todo eso fue muy raro, según las crónicas, su ingreso fue de operativo militar y lo que encontraron fue algo que seguramente por las características del ingreso habría sido decepcionante. Si habría presunción de presencia de crimen organizado o de producción de drogas o almacén de armas o de algo que pusiera en riesgo la seguridad del Estado seguramente no nos lo dirán pero por el operativo parecía que de eso se trataba.

El lado social del albergue y todas las situaciones que presentan los reporteros gráficos tampoco es algo que se debe obviar pero no creo que fuese motivo de un operativo del tamaño que presentaron. ¿Cuáles son las acusaciones que se hicieron? ¿Qué delitos se presumían pasaba en el albergue: secuestro, trata de personas para la prostitución, robo de infantes, tráfico de órganos, violencia, violaciones, explotación infantil? Como en muchos casos la verdad será difícil de saberla.

¿Quién es “Mamá Rosa”? Rosa del Carmen Verduzco ahora una anciana de más de 80 años, que de joven se encontró a dos niños abandonados y se hizo cargo de ellos, de ahí comenzó una labor altruista en la que les daba alimentación, vestido y educación a los niños abandonados que llegaban a ella. Su labor creció y con ello crecieron las necesidades de albergue hasta llegar a lo que hoy es la Gran Familia. Debo reconocer que si no sucede este operativo, no habría conocido ni a esta señora ni su labor. Hoy los medios nos han presentado cosas que permiten saber de ella, que recibían niños, que les daba su apellido y eso los hacía formar su Gran Familia, que muchos políticos buscaban la foto en campañas, que tenía donaciones. Me ha llamado la atención la defensa que de la señora ha hecho “Rafa” Márquez, que precisamente es Zamorano y seguramente conoce más tanto del albergue como de la señora Rosa del Carmen Verduzco. También la ha defendido Enrique Krause y Jean Meyer, ambos presumen conocerla y de conocer el albergue y no se les hace correcto el trato que le han dado de detenerla con lujo de fuerza pues afirman que se trata de una luchadora social.

La postura ante la intervención en el albergue no es unánime, hay quien se alegra porque según “por fin el Estado pondrá orden” y por otro lado de quien manifiesta molestia por el hecho. Meyer afirma que: “la apoya todo el valle de Zamora y que le da donaciones y comida que ya no sabe qué hacer con ella”. Krauze afirmó: «Es una mujer gordita, risueña, extraña compañera de ‘cascaritas’ callejeras, dictadora amorosa, ordena a diestra y siniestra con su voz ronca que los niños muestren lo mucho que han aprendido». El ex presidente Vicente Fox,  dijo a través de Twitter: «Mamá Rosa solidario contigo, sé que eres fuerte y sé todo el bien que has hecho a miles de niños y jóvenes, ánimo, te mando un fuerte abrazo». El albergue de ‘Mamá Rosa’ ha obtenido premios por su labor de refugio. Entre ellos los que le entregaron el ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy y el ex presidente Felipe Calderón.

El 15 de julio basados en cinco denuncias de familiares afirmando que no se les dejaba ver a sus hijos, -imagino que después de analizarlo bien- el gobierno estatal y el federal decidieron intervenir en el albergue con un mega operativo militar.

En el albergue vivían casi 600 personas, tres bebés lactando, dos adolescentes embarazadas y muchos niños y adolescentes además de personas también de 40, 50 y 60 años. Los relatos de lo que se encontró en el interior no es nada grato, había según las crónicas una situación de hacinamiento, insalubridad, podredumbre, reclusión, que está lejos de parecer albergue. Ahora se sabe que hay denuncias de que algunos de los cuidadores abusaban de los niños y de las adolescentes, que comían alimentos en mal estado, que la situación de la casa es de un estado deplorable, en fin, una situación que provoca malestar.

Toda esta situación genera inmediatamente preguntas como las siguientes: ¿Cuál era la participación de las instituciones del Estado en el albergue? Porque los espacios que se abren para fines como éstos necesariamente son periódicamente supervisados por varias dependencias como el Sector Salud, la Coepris para supervisar los posibles riesgos sanitarios, El DIF, Protección Civil, Derechos Humanos. No es posible que un albergue que funciona desde hace más de cuarenta años, no tenga revisiones continuas y que las quejas que ahora aparecen no hayan sido conocidas por nadie nunca. ¿Los políticos que buscaban la foto, los personajes como Krauze o Jean Meyer que visitaban la institución, no hacían recorridos por dormitorios, comedor, cocina, salones? ¿Nadie notaba cosas como maltrato, violencia, o situaciones raras?

Todo esto tiene un olor muy raro y difícilmente sabremos el fondo de todo esto, pero lo que aparece da pie a pensar en que en los más de 700 albergues que operan en el país debieran ser supervisados frecuentemente para no volvernos a enterar de que hay situaciones como las que dicen que pasaba en la Gran Familia. Sé que hay regulaciones para operar albergues y que continuamente se monitorean las instalaciones, los servicios, la atención, el personal. No se deja a los que los operan que hagan lo que quieran, incluso abrir un albergue presenta un procedimiento muy exigente y no cualquiera puede abrirlo, ¿Cómo es que se permitió que el de La Gran Familia estuviera operando con las fallas que los medios están exhibiendo? Falta que digan que hubo acuerdos, que hay quien se hizo de la vista gorda, y cosas de esas que aparecen cuando una desgracia ya no se puede tapar, o sea complicidad, corrupción e impunidad.

Y a todo esto ¿No valdría la pena asomarse a los anexos para alcohólicos o drogadictos que existen en nuestro Estado y que en muchos se sospecha de maltrato, de violencia física, de alimentos en mal estado, de violaciones, de castigos? Alguien tendría que garantizarnos que se trata de lugares donde se está voluntariamente y que se ofrece un trato digno y respetuoso sin violación a ningún derecho. Ojalá se pueda.